GOLPE EN IRAK

Los yihadistas se hacen con el control de la segunda ciudad iraquí

AGENCIAS
MOSUL / BAGDAD

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«No podemos vencerles; no podemos vencerles; están muy bien entrenados en el combate callejero y nosotros no; necesitaríamos a un Ejército entero para expulsarles de Mosul». Estas palabras de desesperación, pronunciadas por un agente policial y recogidas por la agencia Reuters, resumen el estado de ánimo existente ayer en Mosul, la segunda ciudad de Irak, y hogar de 1,8 millones de personas. La urbe, habitada en su mayoría por musulmanes sunís pero con presencia de otras confesiones y etnias como turcomanos, asirios y yazidis, había caído en manos del grupo yihadista transnacional Estado Islámico para Irak y el Levante (ISIL), con presencia en territorio iraquí y sirio, en un momento en que sus militantes en la vecina Siria también logran avanzar a costa de milicias islamistas rivales. «Son como fantasmas, aparecer para golpearnos y luego

desaparecen en segundos», continuó la misma fuente.

Según residentes de Mosul, en las principales sedes gubernamentales de la ciudad ondea la bandera negra con la inscripción en árabe la ilaha illah Allah  (no hay más Dios que Dios). Un religioso ortodoxo que había huido de la ciudad y se había refugiado en la población de Qaraqosh, a unos 20 kilómetros al este, explicó en un correo electrónico al rotativo francés La Croix el estado en que ha quedado Mosul: «Eran más de 200 vehículos con 7.000 combatientes armados y enmascarados; entraron en la noche del lunes al martes», explicó. «La mayoría de los habitantes han abandonado la ciudad; los cadáveres se cuentan por centenares y son abandonados en las calles y en las casas». El Parlamento iraquí celebrará el jueves una sesión extraordinaria para ver si declara el estado de emergencia.