Seis décadas de metamorfosis de L’Hospitalet a través de las lentes de Company Fotògraf

La gran nevada del 1962, las inundaciones tras las crecidas del río Llobregat, las fiestas populares, las bodas en la entonces bucólica Ermita de Bellvitge o la evolución política de una ciudad que empezaba a desarrollarse urbanísticamente. Son solo algunos de los miles de elementos que las cámaras de la tienda Company Fotògraf de L’Hospitalet de Llobregat retrataron a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI.

Todo ello fue gracias a Joaquim Company i Torras, un fotógrafo de origen barcelonés que abrió su estudio en la plaza del Ayuntamiento de L’Hospitalet en marzo de 1951. Había aprendido el oficio gracias a su tío y llegó L’Hospitalet, una ciudad que en ese momento se encontraba en plena ebullición social a causa de las llegadas migratorias del resto de España, con una voluntad retratista, un tipo de fotografía con cierto prestigio en la época, aunque tardó poco tiempo en ampliar el negocio hacia los reportajes.

La tienda estuvo abierta durante 60 años, hasta 2011, y, en esas seis décadas, Joaquim Company, su familia y los fotógrafos colaboradores se dedicaron a retratar la historia y metamorfosis que la ciudad experimentó hasta convertirse en L’Hospitalet actual. Cientos de miles de fotografías realizadas durante más de medio siglo y que hace poco han sido recuperadas y digitalizadas gracias a la donación de los hijos de Joaquim Company y al trabajo llevado a cabo por el Arxiu de L’Hospitalet.

“No tenemos ni cuantificadas cuántas fotografías hay. Es imposible. Hay decenas de miles”, explica Maria Valls, directora del Arxiu Municipal de L’Hospitalet de Llobregat. Sí que, aproximadamente, saben que el fondo cuenta con: unos 5.000 reportajes, de los cuales cada uno puede contener centenares de negativos; unos 50.000 retratos, que cada uno también puede suponer cuatro o cinco imágenes; y más de 100.000 fotos de carnet. Un fondo casi inagotable que ahora se abre al público.

De la donación a la exposición

La familia contactó con el Arxiu en 2021 con la idea de recuperar el patrimonio documental de L’Hospitalet, que llevaba años almacenado en el domicilio que Joaquim Company tenía en Barcelona, y ponerlo a disposición de los ciudadanos de la segunda ciudad de Catalunya. Esta entrega se formalizó en marzo de 2022 y el Arxiu encargó entonces a una empresa externa el revelado y la digitalización de una tirada de 30.000 imágenes. De momento, solo una parte están expuestas en el portal digital de la institución, aunque en breve se podrán consultar todas ellas.

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“Ha sido un proceso muy manual. Son rodillos que había que planchar, cortar y digitalizar. Además de luego inventariar las fotografías”, comenta la directora del Arxiu, quien explica también que para esta última parte, además del trabajo de los técnicos, han contado con la ayuda del meticuloso sistema de organización de la empresa hospitalense, que etiquetaba cada reportaje con el nombre y/o los protagonistas tanto en la caja del propio carrete, como en las libretas donde anotaban los encargos y que la familia también ha conservado todos estos años.

Sin embargo, Oriol Valls, técnico del Arxiu de L’Hospitalet, explica que han tenido que ir revisando foto por foto porque, por ejemplo, en un rollo catalogado como ‘Pubilla Cases, 1970’ podía haber imágenes que pertenecieran a otro encargo. Todas esas horas de trabajo han culminado con la ‘Company Fotògraf, memòria revelada de L’Hospitalet’, la primera que organiza el Arxiu y que puede visitarse en el Museu de L’Hospitalet Casa Espanya.

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El centro y la transformación urbana

La mayor parte de la obra de Company Fotògraf -siempre se firmaban los trabajos con el nombre de la empresa- se desarrolló en el barrio del Centre de L’Hospitalet, donde se ubicaba la tienda y la residencia de la familia. Durante los primeros años, además, no tenía competencia en el barrio ni en gran parte de la ciudad, por lo que todas las familias del núcleo antiguo de L’Hospitalet que quisieran un retrato acudían a Company Fotògraf.

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Pese a ello, Maria Valls explica que más allá de retratos y de los encargos eclesiásticos y del Ayuntamiento que le pudieran llegar, Joaquim Company era fotógrafo y “tenía esa inquietud por la ciudad, fotografiando su transformación urbanística”. Es por ello que el fondo incluye también decenas de imágenes de los campos de conreo que en los cincuenta todavía sustentaban buena parte de la economía hospitalense, y su desaparición a medida que la industria ganaba peso y el núcleo urbano se quedaba pequeño para dar cabida a todas las personas que llegaban a vivir a la ciudad.

Company Fotògrafa testimonió así los actos que la Falange organizaba durante el franquismo, la creación de barrios como Bellvitge o las manifestaciones que reclamaban mejores condiciones de vida en los bloques de la Florida, una zona que en un siglo ha pasado de ser un conjunto de campos de conreo con algunas casas aisladas a convertirse en el kilómetro cuadrado más denso de toda la Unión Europea.

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