Migraciones dentro de Catalunya

Sigue el éxodo rural desde el área de Barcelona: las ciudades perdieron 13.599 personas en 2022

Barcelona, L'Hospitalet y Badalona lideran el 'ranking' de ciudades con mayores saldos migratorios negativos entre municipios catalanes

CONTEXTO | De la ciudad a lo rural: 70.000 personas saldrán del área de Barcelona en los próximos cinco años

TESTIMONIOS | Huidos de grandes ciudades a pueblos: “El ruido de Barcelona era totalmente insoportable”

Cientos de personas pasean por las Ramblas de Barcelona.

Cientos de personas pasean por las Ramblas de Barcelona. / Manu Mitru

Àlex Rebollo

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Las ciudades catalanas mantienen la pérdida de población respecto a municipios más pequeños. Así lo reflejan los últimos datos difundidos por el Institut d'Estadística de Catalunya (Idescat), que señalan que, en 2022, se produjeron 272.971 cambios de residencia entre localidades de Catalunya. Dentro de este volumen de movimientos, las ciudades presentan un saldo negativo de 13.599 residentes que se han mudado a “municipios no urbanos”.

De este modo, se ha mantenido la tendencia de desconcentración urbana iniciada tras la llegada del covid-19, aunque el Idescat remarca que el flujo neto de ciudadanos hacia otras urbes más pequeñas y rurales ha sido inferior a los años anteriores: en 2020 el saldo fue de -27.867 personas y en 2021 de -21.672. En resumen, las ciudades tienen más salidas que entradas, si se analiza solo la población que ya vivía en Catalunya.

Así, Barcelona es el municipio con más salidas netas hacia el resto de Catalunya (-10.079 personas). Le siguen L'Hospitalet de Llobregat y Badalona, con saldos negativos por migración con el resto del territorio catalán de 1.518 y 1.224 habitantes, respectivamente. Las tres se ubican en la comarca del Barcelonès y son precisamente las más pobladas de toda Catalunya.

Por contra, los municipios de las localidades y áreas semidensas (generalmente entre 5.000 y 50.000 habitantes) han sido los principales receptores de la migración interna de Catalunya, con un saldo positivo de 9.531 habitantes en 2022, de una magnitud similar al año 2019, previo a la pandemia, que fue de 9.167. Por su parte, los municipios de las áreas rurales registraron 4.048 entradas más que salidas. Este saldo es inferior al de los años 2020 y 2021 (11.374 y 7.735 migrantes, respectivamente), pero es mayor al de 2019, que fue de 2.799 migrantes.

70.000 salidas en el próximo lustro

El Idescat no es el único organismo en señalar esta tendencia. El Institut Metròpoli publicó recientemente un estudio en el que concluye que, durante los próximos cinco años, unas 70.000 personas migrarán desde áreas urbanas hacia otras semidensas o rurales: unas 51.000 dentro de la misma región metropolitana de Barcelona y otras 18.000 a algún otro municipio del resto de Catalunya.

Uno de los fundamentos del informe, tal y como expuso en la presentación del estudio Sergio Porcel, jefe de Cohesión Urbana de la entidad, es la Enquesta de Cohesió Urbana (ECURB) del propio instituto, la cual corrobora que casi la mitad de la población (especialmente familias jóvenes) que abandona la ciudad para ir a vivir a áreas semidensas y rurales lo hace principalmente para mejorar la vivienda y/o del entorno residencial (47,3%), mientras que un 35,4% lo hace por formar un hogar u otros motivos familiares, un 8,1% por motivos laborales y un 7,5% por motivos económicos o forzados relacionados con la vivienda.

Además, el portal inmobiliario 'Idealista' también ha publicado recientemente un informe en el que expone que, pese a que la tendencia de ‘irse a vivir al campo’ se ha frenado en la mayoría de provincias de España superada ya la crisis de la pandemia del covid-19, hay cuatro excepciones donde el interés por las viviendas en pueblos pequeños "ha crecido" desde ese momento: Pontevedra, Valencia, Málaga y Barcelona.

El estudio el Institut Metròpoli indica también que, más allá de las 70.000 personas que se prevé que migren a entornos más rurales en los próximos años, en 2022, unos 250.000 residentes en ciudades de la región metropolitana de Barcelona afirmaron que, si pudieran elegir, vivirían en municipios más pequeños, semidensos o rurales. Pese a ello, apuntó Porcel, el fenómeno no es "ni mucho menos una reversión de la despoblación de las áreas rurales", aunque sí supone "una oportunidad".

Aumento de población

Por nacionalidad, el Idescat destaca la alta movilidad interna de la población extranjera, dado que el 29,4% de los movimientos internos registrados en Catalunya corresponde a población de nacionalidad extranjera, aunque solo representa el 17,2% de la población

Así, con relación a los flujos migratorios con el resto de España en 2022, el saldo también fue de signo negativo, es decir, las emigraciones (55.972) a otras localidades de territorio español superaron a las inmigraciones (50.107). Una ecuación que dio un saldo neto de -5.865 personas.

Cabe recordar que estos saldos negativos intermunicipales o con otras urbes españolas no suponen que las ciudades perdieran habitantes en términos absolutos. De hecho, localidades como Barcelona o L'Hospitalet han ganado población en los últimos años, del mismo modo que ha ocurrido en el conjunto de Catalunya, que en octubre de 2023 alcanzó los ocho millones de habitantes.

Esta situación se explica principalmente por la llegada de personas del extranjero a Catalunya. En este sentido, el estudio publicado por el Idescat indica que, en cuanto a las migraciones con el extranjero, el balance resultante fue de signo positivo en 2022, con un saldo neto de 158.546 personas, que" representa el mayor valor jamás registrado".