Testimonios

Huidos de grandes ciudades a pueblos: “El ruido de Barcelona era totalmente insoportable”

El estrés y la contaminación son sólo algunas de las razones que impulsan un flujo migratorio en aumento desde la pandemia

CONTEXTO | De la ciudad a lo rural: 70.000 personas saldrán del área de Barcelona en los próximos cinco años

Ruth Troyano, Blanca Muntadas y Bernat Fuertes (centro) y Neus de Edelweiss

Ruth Troyano, Blanca Muntadas y Bernat Fuertes (centro) y Neus de Edelweiss / EL PERIÓDICO

Margot Canavaggia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las mudanzas desde grandes ciudades del área de Barcelona a municipios rurales van en aumento desde la pandemia. Un estudio del Institut Metròpoli prevé que 70.000 personas saldrán del entorno metropolitano en los próximos cinco años para instalarse en pequeños pueblos para construir una vida desde cero. El ruido, el estrés y la contaminación son sólo algunas de las razones que impulsan estos vecinos a buscar calma, tranquilidad y aire puro, además de precios más favorables.

Personas de variadas edades, nacionalidades y profesiones que han experimentado este cambio radical comparten sus historias con EL PERIÓDICO.

La experiencia de Ruth y el vino

Ruth Troyano es una periodista catalana nacida en Reus y especializada en viticultura. Según ella, vivir en la ciudad o en el mudo rural forma parte de las diferentes etapas de la vida. Aunque observa que cuando uno prueba la rutina acelerada de las áreas urbanas se acaba cansando: “Después de experimentar durante un tiempo los ritmos frenéticos, el elevado precio de los pisos, el impulso comercial y el vivir corriendo tienes ganas de frenar”, afirma. “No es tan importante dónde vives sino la calidad del sitio donde vives”, concluye. 

El pasado verano se le presentó una oportunidad única. “Unos amigos míos de la Nou de Gaià (Tarragonès) me hicieron descubrir la buhardilla de una casa muy tranquila”, declara con entusiasmo. Ahora ya lleva seis meses en este inmueble antiguo completamente reformado, cerca de Altafulla. “Vivir aquí tiene muchas ventajas. He redescubierto el silencio, la calma y la pausa", describe Ruth. Para ella, es un privilegio poder trabajar y contemplar a la vez un paisaje que le transmite quietud.

Ruth Troyano, periodista especializada en viticultura

Ruth Troyano, periodista especializada en viticultura / Cedida por Ruth

En la casa donde se aloja también habitan cuatro vecinos más, que para ella son familia. “Somos una comunidad con los mismos valores y sensibilidad. Entre nosotros se ha generado un sentimiento de pertenencia y solidaridad. Nos ayudamos los unos a los otros y celebramos la vida juntos”, comenta orgullosa. Troyano aprovecha los distintos servicios que le ofrece su nuevo entorno y a menudo va al casal, donde tiene “conversaciones maravillosas con gente diferente que no comparte ningún vínculo con el periodismo”. 

En el pueblo todo el mundo tiene nombre, en la ciudad somos desconocidos

Ruth Troyano

— Periodista especializada en viticultura

“En el pueblo uno tiene mucho más tiempo de reflexionar y valorar las pequeñas cosas. En Barcelona hay muchos impulsos comerciales, todo va muy deprisa y la gente va estresada”, sostiene. “En el pueblo todo el mundo tiene nombre, en la ciudad somos desconocidos", declara.

"Lo mejor que nos podía pasar"

Blanca Muntadas con apenas 30 años es directora de arte, diseñadora de experiencias, estilista gastronómica y fotógrafa. Su pareja, Bernat Fuertes, es comunicador y fotógrafo y trabajan junts desde hace más de siete años. El covid tambaleó su economía y tras unos años en Barcelona, a finales de 2020 se trasladaron a Hostafrancs, un pueblo de la Segarra. Actualmente viven en casa de Jo Milne, una artista británica establecida en Catalunya, que había sido profesora de Muntadas en la universidad. “Irse a vivir al mundo rural ha sido un paso importante y valiente. El proceso de adaptación no siempre ha sido fácil. Aun así, desde el principio hemos tratado el territorio desde el respeto y el aprecio. Nos ha dado una respuesta positiva y podemos decir que es lo mejor que nos podía pasar”, declaran orgullosos los dos protagonistas. 

Blanca Muntada y Bernat Fuertes, creadores de contenido y fotógrafos

Blanca Muntadas y Bernat Fuertes, creadores de contenido y fotógrafos / Cedida por Blanca Muntadas

En Hostafrancs han podido dedicarle tiempo y espacio a su perfil de Instagram @ruralmodernos. Para ellos es una de las vías más importantes para darse a conocer y enseñar las historias y personas que se esconden detrás de cada creación. “Así podemos crear contenido, promocionar el territorio y propuestas de planes y actividades”, detalla ella. “Fuera de Barcelona hay mucha cultura y ocio. Es necesario darle un altavoz y visibilizarla para valorarla y darle el reconocimiento que se merece”, reclama. Para ambos, la prioridad de su proyecto es “divertirse”: publican aquello que les gusta sin darle importancia al algoritmo y siendo "coherentes" con sus valores.

Fuera de Barcelona hay mucha cultura y ocio. Es necesario darle un altavoz y visibilizarla para valorarla y darle el reconocimiento que se merece”

Blanca Muntadas

— Directora de arte, diseñadora de experiencias, estilista gastronómica y fotógrafa

Mudarse para formar una familia

Aura y Ricard Balasch son una pareja joven que vienen de la Seu d'Urgell. De jóvenes se fueron a estudiar a Barcelona, aunque hace algunos años se mudaron a Argentona (Maresme). Laura veía la localidad como una ciudad más segura y saludable para formar una familia: respirar aire puro sin contaminación era una prioridad.

Aura explica que en Argentona nunca se aburren. Ahora tienen dos niños pequeños y los llevan caminando a la escuela. Recalca la importancia de que tengan un patio escolar grande al aire libre y no “una terraza en lo alto de un edificio, como puede ser el caso en Barcelona”. El parque les queda muy cerca y allí todos los niños se conocen y se reúnen para jugar después de clase. “Es un ambiente muy sano y si algún día tenemos un problema tenemos gente alrededor que nos aprecia”, admira. 

Explica que tanto la montaña como la playa les queda muy cerca y a veces van por la mañana a una y por la tarde a la otra. “Nuestra calidad de vida ha aumentado de manera muy positiva”, valora. “En Barcelona tenía la sensación de estar corriendo constantemente aunque no tuviera prisa, la gente siempre va muy acelerada”, dice al recordar su vida anterior. También recalca el elevado precio de los pisos en Barcelona: “Aquí la vida tampoco es barata, pero por el mismo precio de un alquiler sencillo en la ciudad puedes tener una casa con un pequeño jardín”. 

La joyera ambulante

Neus de Edelweiss vive sola en un pequeño piso en Vilaller (Alta Ribagorça), donde tiene un negocio de joyería. A pesar de vivir aislada del bullicio de la metrópoli, siempre se ha considerado una persona muy urbanita. Desde joven ha residido en grandes ciudades. “Me encanta impregnarme de música, arte y gente”, explica entusiasmada. Criada en Lleida, hizo su primer traslado importante a Londres y más tarde se fue a Barcelona. 

En la capital catalana decidió dedicarse a lo que siempre había soñado: ser joyera y vender sus creaciones de forma ambulante. Se fue a Menorca a estudiar joyería, donde admite que todo le fue muy fácil y cumplió todos sus objetivos "gracias a la calma”. “Era un lugar pequeño, una escuela reducida, en un entorno natural. El contacto con los demás era asequible y cercano en todos los sentidos”, expresa.

Neus de Edelweiss, joyera ambulante

Neus de Edelweiss, joyera ambulante / Cedida por Neus

Después de esta etapa, volvió a Lleida, pero con la pandemia se dio cuenta de que tenía que reinventarse de nuevo en un lugar más pequeño para poder crear con tranquilidad. Ahora vive en el pueblo de Vilaller (505 habitantes), es feliz con lo que hace y tiene “las ganas de ir a ciudades grandes para vender joyas”.

La jubilación rural soñada

El biólogo Rainer Krell tiene 62 años y es de origen alemán. Antes de jubilarse, prestaba asistencia técnica a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en múltiples investigaciones en agricultura orgánica y proyectos para intentar erradicar el hambre en el mundo. Por trabajo lo enviaron a vivir a Barcelona con su familia hace unos años. Al principio la idea le entusiasmó, pero se cansó rápidamente: “Estar justo en el centro de la ciudad era muy cómodo y práctico, estábamos muy bien conectados; pero el ruido era totalmente insoportable”. 

Krell es aficionado a la horticultura y echaba en falta el contacto con la naturaleza. Necesitaba un espacio para poder cultivar y cuidar de sus plantas. Al retirarse, decidió establecerse en una casa de Corbera de Llobregat. “En el pueblo se nota mucho la calma, y estamos lejos de todo, incluso del núcleo de Corbera”. Sólo baja al centro del municipio para hacer la compra, y la mayoría del tiempo lo pasa entretenido en el jardín. Su mujer se desplaza únicamente a la primera corona de Barcelona para ir al aeropuerto por viajes laborales. Con los hijos ya independizados, Krell y su pareja aceptan que incluso la nueva casa les ha quedado grande y se plantean trasladarse a otra más pequeña en un pueblo cercano. Eso sí, “nunca volverían a la ciudad”

Suscríbete para seguir leyendo