Sector Can Rigalt

El Barça tiene la llave para desbloquear la reforma urbana del norte de L'Hospitalet

Una subestación eléctrica, cuyo coste de traslado corresponde al club entre otros propietarios, obstruye la transformación

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La subestación eléctrica en Can Rigal, en la intersección de Barcelona, L'Hospitalet y Esplugues.

La subestación eléctrica en Can Rigal, en la intersección de Barcelona, L'Hospitalet y Esplugues. / Manu Mitru

Manuel Arenas

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Una vez encauzado el Plan Director Urbanístico (PDU) que posibilita el impulso del futuro polo biomédico de L'Hospitalet de Llobregat, la gran ciudad catalana divisa en el horizonte de los próximos años otra reforma urbana de calado que viene de otras tantas décadas atrás: la de su zona norte conocida como 'sector Can Rigalt' (casi 156.000 m2), a caballo entre los barrios de Pubilla Cases y Collblanc y adyacente a la carretera de Collblanc.

Precisamente allí está prevista una reserva de suelo para el futuro Hospital General de L'Hospitalet, reiterada reivindicación histórica del municipio y de la alcaldesa Núria Marín (PSC) para las decenas de miles de vecinos de sus barrios norteños, los más densos de la localidad, que cuenta con el compromiso de la Generalitat de Catalunya. El reciente acuerdo para ampliar el Hospital Clínic en los terrenos de la Universitat de Barcelona (UB), próximos a Can Rigalt, ha generado sin embargo incertidumbre sobre la forma definitiva que adquirirá el proyecto, confirma Daniel Giménez, presidente de la asociación vecinal del barrio de Pubilla Cases: "Tememos que peligre".

Pero sea cual sea esa forma final, el desbloqueo de la futura reforma urbana de Can Rigalt adolece de un escollo que obstruye cualquier intervención urbanística desde hace casi dos décadas: la subestación eléctrica de Collblanc, instalación destinada a regular los niveles de la energía eléctrica propiedad de Endesa, cuyo inicio de traslado -con obras que se prolongarían durante cerca de una década- está previsto para antes del año 2027 en el actual Plan de Red Eléctrica aprobado por el Ministerio para la Transición Ecológica. De sus actuales 36.000 m2, pasaría a ocupar tras el cambio unos 8.000 m2 en otro punto de Can Rigalt.

"Mover la subestación eléctrica es la piedra angular que hará viable cualquier transformación de una zona que desde el punto de vista urbanístico es premium", certifica Fran Belver (PSC), primer teniente de Alcaldía de L'Hospitalet, en alusión a la centralidad metropolitana de Can Rigalt, donde confluyen los límites de los términos municipales de Barcelona, L'Hospitalet y Esplugues de Llobregat.

Los motivos que justifican el traslado de dicha subestación son dos, según se desprende del Pan de Ordenación Especial de la infraestructura que fue validado en noviembre del 2007 en el Pleno municipal del Ayuntamiento de L'Hospitalet, liderado entonces por el el alcalde Celestino Corbacho (PSC): el "exagerado" consumo de territorio en un entorno urbano residencial y su "poca" adaptación a las nuevas condiciones ambientales. "El ruido del zumbido de la electricidad es muy molesto para los vecinos que viven en la carretera de Collblanc", subraya Giménez.

Ese traslado, ahora bien, está condicionado a que lo costeen los propietarios del terreno donde se sitúa la subestación. Y es ahí donde entra en juego el Futbol Club Barcelona (Barça), uno de los tres grandes propietarios de la superficie (35% del suelo total de Can Rigalt, unos 55.000 m2) junto con la promotora inmobiliaria Sacresa (32%), el Ayuntamiento de L'Hospitalet (25,5%) y otros pequeños propietarios (7,5%). Al tiempo que los otros titulares se muestran en disposición de sufragar los costes, la llave para desbloquear el movimiento de la subestación eléctrica, especialmente teniendo en cuenta la delicada situación financiera del club, queda en manos del Barça, que en su momento compró -fallidamente- los terrenos para una Ciudad Deportiva que finalmente acabó en Sant Joan Despí.

Consultadas por EL PERIÓDICO sobre los planes culés en Can Rigalt, fuentes del Barça aluden al "compromiso" de la Junta con la previsión de que se traslade la subestación, si bien admiten que deberán retomarse "conversaciones, negociaciones y actualizaciones de proyectos y presupuestos para ver qué impacto tiene en la viabilidad económica" relativa a Can Rigalt. Aunque en la actualidad se realiza un estudio para determinar el coste total de la operación, se estima que ronde entre los 50 y 60 millones de euros, de los cuales tocaría asumir al Barça un montante entre los 20 y 30 millones. Es por ello que el club se reserva la carta de estudiar la viabilidad económica del proyecto para determinar cómo se resolverá el enredo de Can Rigalt.

Asimismo, desde el Barça dicen "desconocer" el resultado del proceso de traslado de la instalación eléctrica, aunque aseguran que sea "lo antes posible" por tal de que "se empiece a ordenar este punto crítico de cruce" de los términos municipales de Barcelona, L'Hospitalet y Esplugues.

Pórtico de la masía de Can Rigalt, al norte de L'Hospitalet de Llobregat.

Pórtico de la masía de Can Rigalt, al norte de L'Hospitalet de Llobregat. / Manu Mitru

Can Rigalt, viejo conocido en L'Hospitalet

La transformación urbana de Can Rigalt no es ni mucho menos novedosa para los vecinos del norte de L'Hospitalet, tal y como muestra el hastío y el escepticismo con los que se refiere a ella Daniel Giménez, presidente de la asociación vecinal del barrio de Pubilla Cases, quien la cataloga de "plan megagrande y megaimposible" del Ayuntamiento de L'Hospitalet antes de que la crisis financiera del 2008 se lo llevara por delante.

"Además del hospital, anunciaron a bombo y platillo la remodelación de la masia de Can Rigalt, un parque como zona verde de ocho hectáreas [75.000 m2], la construcción de unas 1.200 viviendas... Y de momento no hay nada de eso", lamenta Giménez.

También se pronuncia sobre el futuro de la zona Loli Colàs, presidenta de la asociación vecinal de Collblanc-La Torrassa, otros barrios hospitalenses próximos a Can Rigalt: "Queremos que el futuro hospital tenga a su alrededor una zona de espacios verdes, no bloques de alto standing". La alcaldesa Marín, por su parte, ha insistido estos últimos meses en los 75.000 m2 de zona verde previstos en Can Rigalt y en el compromiso del Ayuntamiento de L'Hospitalet por que el Hospital General se lleve a término.

Consultadas por este diario sobre el reimpulso urbano del sector, fuentes del Ayuntamiento de L'Hospitalet insisten en la importancia de que se acometa el traslado de la subestación eléctrica para afrontar el proyecto de intervención integral previsto desde el 2006. Esta iniciativa, además cuenta con el aval de una modificación del Plan General Metropolitano (PGM), instrumento - actualizado tras cuatro décadas en marzo de este 2023- que marca las directrices urbanísticas de las 36 ciudades del área metropolitana de Barcelona.

Aviso de alta tensión en la subestación eléctrica de Can Rigalt, al norte de L'Hospitalet.

Aviso de alta tensión en la subestación eléctrica de Can Rigalt, al norte de L'Hospitalet. / Manu Mitru

Por lo que al Barça respecta, el embrollo urbanístico de Can Rigalt tampoco es precisamente de nuevo cuño. Tras la recalificación urbanística de los terrenos para construir una Ciudad Deportiva del club que finalmente no tuvo lugar, el Barça los vendió a la sociedad Inmobiliaria Mar, propiedad de la promotora La Llave de Oro, por 35 millones de euros. Años después, en julio del 2016, el Tribunal de Arbitraje de Barcelona obligaría al Barça a revertir la compra por un total de 47 millones de euros, intereses incluidos.

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