Altas temperaturas en el transporte público

"La L1 del metro de Barcelona es un horno": claves para contextualizar las quejas en plena ola de calor

La calima veraniega ha avivado las denuncias ciudadanas de calor asfixiante en la línea roja del metro, donde ya no es infrecuente ver a pasajeros con ventiladores portátiles

La antigüedad de los trenes y la gran afluencia de pasajeros en la L1 son variables que potencialmente pueden influir en la diferencia de temperaturas entre líneas

Manuel Arenas

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La ola de calor extremo de este verano ha propiciado que las quejas ciudadanas sobre el aire acondicionado en el metro de Barcelona, presentes en las redes sociales todos los meses de julio, se multipliquen. A estas alturas del verano, ya no es infrecuente ver a pasajeros valiéndose del último reducto de los ventiladores portátiles en los vagones para sobrevivir a la calima.

Una mujer sostiene un ventilador portátil en la L1 del metro de Barcelona.

Una mujer sostiene un ventilador portátil en la L1 del metro de Barcelona. / Manuel Arenas

Sin ánimo de exhaustividad, una rápida 'búsqueda avanzada' en Twitter muestra la tendencia actual en relación a los últimos años: entre el 1 de junio y el 31 de julio, si en 2020 y 2021 tan sólo hubo un puñado de tuits sobre aire acondicionado explícitamente dirigidos a Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), operador que gestiona el transporte público metropolitano, este verano de 2022 la búsqueda arroja una treintena de resultados.

Con una especificidad: la mayoría de los 'tuits-denuncia' hacen referencia a la línea 1 (L1), la roja, con un trayecto desde Fondo hasta Hospital de Bellvitge que recorre el territorio de tres grandes ciudades metropolitanas: Santa Coloma de Gramenet, Barcelona y L'Hospitalet de Llobregat, en las cuales hacen uso diario de la línea unas 232.000 personas en días laborables, según datos del 2021 de TMB. Marçal Guardiola, del Fòrum del Transport Català, corrobora las críticas de los usuarios, las cuales "se repiten verano a verano".

"Lo del metro de la L1 inhumano: ¡sudando como si estuviera en un horno!", tuiteó una usuaria el pasado 27 de julio. "No es posible que día tras día, ya sea mañana o tarde, no funcione el aire acondicionado en ningún convoy de la L1 de metro mientras en la L4 parece que estás en el polo norte", publicó otra usuaria el pasado 21 de julio. "¿Hay alguna explicación para no poner el aire acondicionado en el metro L1 cuando estamos en plena ola de calor?", se preguntaba otro usuario el 14 de julio.

Consultadas sobre la posibilidad de que la temperatura de la L1 pueda ser más alta que en otras líneas en plena ola de calor, y sobre el hecho de que la citada línea pueda ser especialmente problemática en términos de aire acondicionado, fuentes de TMB niegan que el sistema de refrigeración de la línea roja tenga un funcionamiento distinto al de las otras.

Pero ¿cómo funciona el sistema de aire acondicionado del metro de Barcelona? ¿qué variables entran en juego para explicar las denuncias sobre el calor en la L1 en relación a las otras líneas? Algunas claves permiten contextualizar las quejas ciudadanas al respecto.

La antigüedad de los trenes

La L1 es la línea del metro de Barcelona que más trenes antiguos tiene operativos. Este hecho es relevante porque el sistema de aire acondicionado varía en función de si los convoyes son antiguos o nuevos. En los antiguos, la temperatura se fija en el control central de la climatización del tren con tres posibles posiciones: alta (25 grados), media (23 grados) y baja (21 grados). En los nuevos, en cambio, la regulación es más sofisticada: un algoritmo tiene en cuenta también la temperatura exterior (en estaciones y túneles), lo cual "facilita que la <strong>sensación sea más agradable</strong>", en palabras de TMB.

Existen cinco series de trenes antiguas, cada una de ellas vinculada a una línea: la 500 (L11); la 2.000 (L3); la 2.100 (L4); la 3.000 (L3) y la 4.000 (L1). Según<strong> datos del 2021</strong> de TMB, la serie antigua que más trenes tiene activos es la relativa a la L1, la 4.000, con 24 convoyes. Por detrás se sitúan la L3 (18 trenes); la L4 (15 trenes); la L3 (6 trenes); y la L11, muy residual.

"Queda poco para que los trenes antiguos vayan al desguace, y es probable que en sus últimos días de servicio no estén ya al cien por cien", señala Joan Carles Salmerón, director del Terminus, Centre d'Estudis del Transport, como posible explicación a los problemas de aire acondicionado en la L1. Al factor de la antigüedad de los trenes alude también Ricard Riol, actual vocal y expresidente de la Associació per a la Promoció del Transport Públic, que asegura haber constatado como usuario la diferencia de temperaturas en detrimento de la L1. Unos 50 trenes, puntualiza Salmerón, entre los cuales están los de la L1, serán sustituidos por otros tantos "en pocos meses".

La afluencia de pasajeros

Otra de las variables que potencialmente puede influir en la diferencia de temperaturas según las líneas es la afluencia de pasajeros: cuantas más personas por vagón, más se eleva la temperatura del mismo. Según <strong>datos del 2021 de TMB</strong>, la L1 es la que más pasajeros diarios acoge en días festivos (107.881) y en sábados (165.157) por delante de la L5 (azul), mientras que esta línea supera levemente el montante de pasaje diario en días laborables (235.275 personas, frente a las 231.895 de la L1), a mucha distancia (unos 80.000 pasajeros de diferencia) de la tercera línea más concurrida en días laborables (la L3, con una afluencia de 155.070 viajeros diarios).

Más apertura de puertas

Aunque según fuentes de TMB no existe estudio técnico alguno sobre este extremo, otro factor que influye en la temperatura de los trenes, muy vinculado a la afluencia de pasajeros, es la apertura de puertas de los vagones, hecho que afecta a la climatización de los mismos. En las líneas más concurridas, las puertas están en constante movimiento, sobre todo si, como es el caso de la L1 -a diferencia de otras como la L4-, hay un número considerable de estaciones con andén central (Sant Andreu, La Sagrera, Clot o Plaza Catalunya, por citar algunas), circunstancia que potencialmente incrementa la apertura de puertas a un lado y a otro del vagón.

La incógnita de los 27 grados

¿De qué manera afectará al metro de Barcelona la nueva medida gubernamental de <strong>ahorro energético</strong> de limitar a 27 grados la temperatura en el transporte público? Fuentes de TMB afirman que van a estudiar la próxima aplicación de la nueva normativa, la cual estipula una temperatura en el transporte público que está aproximadamente <strong>unos dos grados por encima</strong> de la temperatura máxima (25 grados) que utiliza el metro de Barcelona este verano.

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