Radiografía de
una ola de calor extremo

El primer episodio de calor extremo del verano deja un rastro de muertos, carreteras derretidas y centenares de récords de temperatura

La primera ola de calor del verano ha sido devastadora para Europa. Durante la segunda mitad de julio, el calor extremo ha inundado el viejo continente, ha causado cientos de muertos y ha dejado un centenar de récords de temperatura en toda la región. Los registros indican que estamos ante una de las olas de calor más intensas y duraderas de las últimas décadas. En España, los termómetros han dejado constancia de la anomalía térmica más alta desde que existen registros.

Hablar del impacto de esta ola de calor significa hablar de las cientos de muertes atribuibles a las altas temperaturas. De las carreteras derretidas por el calor extremo. De la ola de incendios simultánea que, aupada por las altas temperaturas, ha calcinado miles de hectáreas en toda Europa. Y al hablar de todo ello, también implica hablar de crisis climática.

"El cambio climático provoca que los extremos vayan a más. Las olas de calor se están volviendo más frecuentes, intensas y duraderas", explica Francisco J. Doblas-Reyes, uno de los científicos que ha liderado el informe más grande hasta la fecha sobre el avance de la crisis climática. "La típica ola de calor del verano que hace un siglo hubiera durado solo unos días, ahora llega con más frecuencia, deja temperaturas más altas y se alarga durante más días", añade el experto.

Estas han sido las consecuencias de dos semanas de calor extremo en Europa: un resumen de lo que ha ocurrido en el presente y una muestra de cómo, si no hacemos nada para detenerlo, podría ser un mundo de calor extremo.

Récords de temperatura

Cifras para entender qué ha supuesto el calor extremo*

📅​ Dos semanas

La primera gran ola de calor del verano de 2022 se ha extendido por gran parte del hemisferio norte del planeta. Durante dos semanas, el calor extremo ha inundado gran parte de Europa, Norte América y Asia.

🌡️ + 4,2 °C

En España, esta ola de calor ha sido la más extrema desde que existen registros. Según el primer balance de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), en estos días se han registrado hasta 4,2 grados por encima de las temperaturas habituales para esta época del año. Los registros también indican que estamos ante la tercera ola de calor más larga y la cuarta más extendida del último siglo.

🌡️ 40,3 °C

Reino Unido ha registrado la temperatura más alta de su historia. El 19 de julio los británicos vivieron el día más cálido desde que existen registros. En la localidad de Coningsby, el 19 de julio los termómetros llegaron a marcar 40,3 grados.

🌡️ 47 °C

Portugal, por su parte, ha registrado en estos días récord de temperatura para esta época del año. En la localidad de Pinhão, el 14 de julio los termómetros marcaron los 47 grados. Se trata de la temperatura más alta jamás registrada en un mes de julio en Europa.

Durante el pico de la ola de calor, en gran parte del hemisferio norte el suelo alcanzó temperaturas por encima de los 40 grados.  Según datos recogidos por los satélites europeos Copernicus, en España, en el sur de Francia y en el norte de África durante la mañana del 17 de julio se llegaron a registrar hasta 55 grados sobre la superficie terrestre. El equivalente a tocar el suelo y quemarse la mano en menos de cinco minutos.

El calor registrado estos días se escapa de lo normal. Uno de los ejemplos más gráficos para entender la excepcionalidad de estas temperaturas es el siguiente. Hace unos años, el servicio meteorológico británico elaboró una previsión meteorológica hipotética sobre cómo podría ser un verano del 2050 si la crisis climática seguía avanzando. Resulta que ese pronóstico, donde se especulaba con la posibilidad de alcanzar temperaturas de entre 38 y 40 grados, se ha cumplido esta misma semana: 28 años antes de lo esperado.

Víctimas del calor

El calor extremo de estos días ha causado víctimas. Como José Antonio González, el barrendero que murió en Madrid por un golpe de calor. O el trabajador fallecido en Móstoles mientras trabajaba en una nave industrial donde se alcanzaron los 46 grados. O el repartidor de propaganda que sufrió una parada cardiorrespiratoria mortal mientras trabajaba a pleno sol.

Más allá de las historias que han trascendido, se estima que la ola de calor ha dejado cientos de muertes más. Según los cálculos del Instituto de Salud Carlos III, basados en estadísticas sobre exceso de mortalidad, en las últimas dos semanas se han producido más de mil muertes relacionadas con las altas temperaturas.

 "La mortalidad aumenta un 20% en los días de ola de calor", explica Aurelio Tobías, investigador del proyecto internacional 'MCC', centrado en estudiar la relación entre factores ambientales, clima y salud. "El calor es un disparador de enfermedades. En la mayoría de casos, la gente no muere de un golpe de calor. La gente muere por problemas cardiovasculares o respiratorios agravados por las altas temperaturas", comenta el científico, afiliado al Institute of Environmental Assessment (IDAEA-CSIC).

La crisis climática, explica Tobías, también influye en estas estadísticas. Según un estudio publicado en la revista 'Nature Climate Change', una de cada tres muertes atribuibles a temperaturas extremas se puede relacionar con el cambio climático. Dicho de otra manera, de no ser por el calentamiento global que afecta al planeta se podrían evitar un tercio de las muertes relacionadas con los días de calor.

Más allá del calor

La primera ola de calor extremo del verano ha coincidido con una ola de incendios en toda España. Los fuegos, aupados por las altas temperaturas y la aridez del suelo, han calcinado miles de hectáreas. Para que se hagan una idea de la magnitud de estos eventos, fíjense en esta comparación.

La superficie quemada durante estas últimas semanas en España equivale, aproximadamente, al área metropolitana de Barcelona. Como si en unos días hubiera ardido desde Montgat hasta Sitges y desde el litoral hasta Rubí.

Más allá de las cifras de récord que ha dejado esta ola de calor, los extremos de temperatura alcanzados en estos días también han dejado un sinfín de imágenes aterradoras. En Londres, por ejemplo, el calor extremo llegó a derretir partes del asfalto del aeropuerto de Luton 👇

En el corazón de la ciudad, además, se registraron varios focos de fuegos espontáneos en las vías del tren aupados, una vez más, por las elevadas temperaturas 👇

El calor extremo también ha causado estragos en actividades esenciales como la ganadería y la pesca. En el estado de Kansas, por ejemplo, se han llegado a registrar 2.000 muertes de ganado en un día por el calor extremo. En Cantabria, también se ha reportado el fallecimiento de 5.000 gallinas de una granja cuando los termómetros rebasaron los 42 grados.

En el caso del campo, todavía no hay un balance definitivo de los daños causados por la ola de calor  pero, a priori, se prevén pérdidas importantes. "En algunos casos se podrían haber dañado entre el 40 y el 60% de los cultivos", explica Rubén Vilanueva Díaz-Parreno, de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). Entre los más afectados podrían destacar los cultivos de secano, como los cereales, los olivares y los viñedos.

¿Y ahora qué?

Justo en estos días de calor extremo se ha vuelto a viralizar un fragmento de la película 'No mires arriba' donde la astrofísica Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) intenta alertar del inminente choque de un meteorito contra la Tierra ante las risas de los presentadores de un programa matinal. Resulta que esta escena ha traspasado la pantalla y ha ocurrido en la vida real. En pleno pico de la ola de calor de Reino Unido, una presentadora británica explicó que ella se alegraba del "buen tiempo". "No estamos hablando de buen tiempo, estamos hablando de condiciones potencialmente letales que podrían causar cientos o miles de muertos", le reprochó el meteorólogo John Hammond.  

En un mundo donde las olas de calor irán a más, cada vez son más las voces que reclaman aplicar más y mejores medidas para mitigar el impacto de la crisis climática y adaptarse frente a sus consecuencias. "Sabemos que los extremos de temperatura irán a más, por eso mismo urge que empecemos a preparanos desde ya", esgrime Doblas-Reyes. "Hay que adaptar y reacondicionar los hogares. Reforzar el sistema sanitario para este tipo de situaciones. Minimizar la exposición de los trabajadores a las altas temperaturas. Ayudar a las personas que no tienen recursos a hacer frente a estos extremos de calor", añade, en la misma línea, Tobías.

Este reportaje se ha publicado en EL PERIÓDICO el 22 de julio de 2022.

Textos: Valentina Raffio
Diseño: Alex R. Fisher y Francisco José Moya