Luis García enciende al Espanyol: "Vamos a ser guerreros"

Han pasado cerca de 12 años desde su despedida tras seis temporadas brillantes con la camiseta del Espanyol, pero nadie lo diría. Luis García Fernández (Oviedo, 42 años) ha iniciado su camino como técnico perico con la misma intensidad y carisma que exhibía sobre el césped. El asturiano es un ganador y debe contagiar su espíritu a un grupo alicaído que se encuentra en zona de descenso. “Yo lucho hasta el final y este equipo también lo va a hacer. Vamos a ser guerreros, hay lograr que los rivales no quieran jugar contra nosotros”, proclamó el nuevo jefe blanquiazul. 

No defraudó Luis García en su puesta en escena en Cornellà. Mostró la ambición y el carácter de siempre. El técnico llegó al RCDE Stadium procedente de la Dani Jarque, donde llevó a cabo su primer entrenamiento con la plantilla. “He visto unas ganas de mejorar tremendas, una humildad extraordinaria. Me he ido más contento que un niño en día de Reyes de esta primera sesión”, aseguró el asturiano, que agradeció a Florentino Pérez “las facilidades” dadas para dejar el segundo filial madridista rumbo a casa. “Ya me ayudaron como jugador a cumplir mi sueño como futbolista profesional, ahora también me han ayudado a cumplir mi sueño como entrenador”.

Convivir con el error

El exgoleador perico asume las riendas de un equipo frágil y triste, una situación al límite que ya vivió Luis García en muchos momentos de su etapa futbolística, tal y como rememoró este martes. “Estoy convencido de que este club tiene un crecimiento tremendo. Desde el momento en que me llamaron no tuve ninguna duda de que tenía que estar aquí. Quiero mejorar a los jugadores y acercarlos a la gente. Este club es especial y diferente a todos”, apuntó el nuevo preparador perico. 

Su objetivo es devolver la confianza al grupo y fortalecerlo mentalmente. “Hay que darle tranquilidad y normalidad a la situación. He visto un vestuario con rabia contenida. Son todos muy buenos futbolistas, deben mostrar su mejor versión, salir al campo libres de ataduras. Deben fluir, flotar en el terreno de juego y ser competitivos. Estoy feliz con lo que tengo. Hay que ser valientes, sin miedo a equivocarse. Hay que convivir con el error”, explicó como primer mandamiento para salir adelante. 

El mayor reto

El panorama es complejo, pero no dramático. Hay margen suficiente para la salvación. Con el Elche colista, en estos momentos hay un triple empate a 27 puntos entre Almería, Espanyol y Valencia. Si los pericos vencen el sábado al Athletic seguramente volverán a salir de esas plazas, ya que los andaluces reciben a los levantinos. También habrá que estar atentos a otros rivales como el Valladolid o el Cádiz, que tiene una difícil visita al Betis.

“Mi reto como entrenador era poder dirigir al primer equipo del Espanyol. Seguramente no es la forma que más me gustaría. Me hubiese encantado que siguiera Diego Martínez y la cosa fuera fenomenal, pero no es así. Son 11 partidos, 11 finales y hay que ir a por ellas”, resaltó Luis García. 

De Tercera RFEF a Primera

Una victoria ante el Athletic allanaría un camino que puede ser tortuoso. El partido supondrá su reencuentro con Valverde, el técnico del subcampeonato de la UEFA de 2007. “Es un entrenador extraordinario, una persona genial. Me alegrará verle y abrazarlo. Vivimos momentos inolvidables”.

Con 42 años, su experiencia lógicamente es reducida en los banquillos. Tres años en el juvenil de la Damm y su efímero paso por el RSC Internacional, el segundo filial del Madrid. De la Tercera RFEF a Primera División. “La vida te cambia en un momento”, reconoció ante el desafío que le aguarda tras una negociación frenética cerrada en "seis u ocho horas".

Nada que asuste al exdelantero, que sumó 262 partidos con el Espanyol entre 2005 y 2011 y 60 goles, entre ellos un doblete en la final de Copa de 2006. También marcó el primer tanto de la historia del RCDE Stadium, un templo en el que el Espanyol debe recuperar su alma para seguir en Primera. “Pericos, este sábado volvemos a casa. Jugamos todos”. Palabra de Luis García.