"Ya no se aspira a un trabajo fijo y para toda la vida, se prioriza el salario emocional"

Con la irrupción de las nuevas tecnologías y los avances de la digitalización se produce un cambio de paradigma en el orden laboral: el trabajo líquido que, junto con el sueldo emocional, ha venido para quedarse.

Elementos estáticos de la relación laboral son arrumbados por otros como la flexibilidad horaria del empleado, incluso en la elección del período vacacional, la traslación de la oficina a otro espacio de conexión, la apreciación del talento o el logro de objetivos. Ya no se aspira a un trabajo fijo y para toda la vida. La revolución digital da paso al 'teletrabajo', a la contratación online y a los freelance. Se persigue satisfacer necesidades personales, familiares, mejorando la calidad de vida y propiciando la conciliación familiar y laboral ofreciendo guarderías en las instalaciones de la empresa. 

Se prioriza el salario emocional con la mejora del compromiso, la motivación, la implicación, la productividad, la reducción de los niveles de estrés, el bienestar del trabajador, la empatía, la difuminación de jerarquías... naturalmente siempre que no se derive en un sueldo gaseoso. El éxito de los emprendedores emergentes que sintonizan con ese nuevo orden laboral ya es constatable.