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"Todo se bipolariza, hasta los pensamientos más insignificantes"

Pedro Sánchez observa a Pablo Casado, en el Congreso de los Diputados, el 20 de mayo.

Pedro Sánchez observa a Pablo Casado, en el Congreso de los Diputados, el 20 de mayo.

El nivel de politización en España ha traspasado los límites naturales de las instituciones políticas. La sombra de la política ha llegado mucho más lejos de lo deseable. Existe paralelamente otra pandemia, llamada politización, que se ha transmitido tan rápido que ha contagiado a la cultura, el deporte, los símbolos. Incluso nuestra vida diaria está contagiada. Los epidemiólogos políticos clasifican a los ciudadanos en grupos como buenos y malos, rojos y azules, patriotas y vende patrias. Todo se bipolariza, hasta los pensamientos más insignificantes que expresamos en nuestro quehacer diario con toda naturalidad, siempre hay algún aprendiz de censor que te cataloga, y que nos retrotrae a tiempos pasados y olvidados.

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Estuve residiendo más de cinco años en Holanda, tiempo suficiente para conocer a los holandeses, y nunca capté el nivel de politización que se vive en España. Evidentemente en los periodos de campaña electoral sube la cota, algo comprensible por la influencia de los medios de comunicación y las ofertas de los partidos políticos, pero una vez se superan las elecciones todo vuelve a su normalidad.

Los niveles de crispación entre los políticos españoles, como los vividos ayer en nuestro parlamento no es la mejor vacuna para la relajación política. Dejemos la politización para las campañas. La mejor vacuna es disfrutar de nuestra vida diaria, que normalmente desarrollamos en diferentes entornos y con variadas personas. Busquemos las cosas que nos unen y no las que nos separan.

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