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No todas somos feministas radicales

BILBAO Manifestantes de la ciudad vasca hacen el gesto triangular del feminismo con sus manos.

BILBAO Manifestantes de la ciudad vasca hacen el gesto triangular del feminismo con sus manos. / RICARD CUGAT

Cada vez es más raro ver a detractores del feminismo hegemónico en televisión. Las feministas radicales de la 'tercera ola' caminan libres sin ningún tipo de oposición en los medios de comunicación, dado que ningún periodista querría finalizar su carrera prematuramente debido a que su imagen ha sido manchada con la marca del machismo. 

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Y con este panorama las mentiras campan libremente, como la de la brecha salarial, tema sobre el cual las feministas hegemónicas siempre olvidan mencionar que hombres y mujeres no tienen los mismos gustos ni eligen las mismas profesiones.

La inclinación biológica de la mujer por carreras relacionadas con el cuidado, la salud, el arte o las humanidades se traduce por un menor salario al ser estas las carreras que menos capital producen.

También afecta a la brecha salarial la cantidad de horas que las mujeres dedican a la maternidad, horas que no forman parte de la jornada laboral.

Quizás si la justicia dejase de darle, de forma absolutamente sesgada, la custodia de los niños a las madres divorciadas, estas tendrían tiempo para dedicarse a su empleo y la brecha salarial disminuiría.

Citando a Marie Curie, “nunca he creído que por ser mujer deba tener tratos especiales, de creerlo estaría reconociendo que soy inferior a los hombres y no soy inferior a ninguno de ellos".

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