Podríamos decir que los telediarios ya no informan: asustan

Todos sabemos que el número de noticias buenas es muy superior a las malas. Sin embargo, los telediarios se esfuerzan en hacernos creer lo contrario. Podríamos decir que los telediarios ya no informan: asustan. Bueno, asustan, angustian y deprimen. Yo hace algún tiempo que dejé de verlos y mi salud mental ha mejorado ostensiblemente.

Y es que, si un telediario dura, pongamos por caso, 30 minutos, los diez primeros los suelen dedicar a un repaso somero de la actualidad política, y los 20 siguientes, a bombardearnos sin respiro con una retahíla de desgracias que ocurren en España y el resto del mundo. Asesinatos, atentados, peleas violentas, alijos de droga, robos, abusos, violaciones... Y claro, si nuestros políticos ya asustan y deprimen lo suyo, solo nos falta que nos enumeren tres veces al día, con imágenes en crudo, las miserias de esta especie que ya camina erguida y que catalogamos como inteligente y humana.