"Si no creemos en la política estamos perdidos"

Nos estamos volviendo una sociedad que repudia la política y los políticos. ¿Cómo no despreciarlos? Si cada vez que ponemos las noticias aparecen nuevos casos de corrupción, engaños, financiaciones ilegales, malversaciones de fondos públicos, etc. Tenemos ladrones en las butacas del Parlamento, en el Congreso de diputados, en las alcaldías y dirigiendo las autonomías. A veces, me da la sensación que mis impuestos van directamente a su bolsillo.

Si esto me inquieta, encuentro igual de preocupante la reacción del pueblo español. No hace muchos años, cuando un político se saltaba tantas líneas rojas, se organizaban inmediatamente manifestaciones y huelgas incansables. Ahora, si bien nos indignamos, lo hacemos desde casa, comentándolo con la familia o escribiendo un tuit. Hay una pasividad social desasosegante. Salimos a la calle para los políticos presos, para el 8M, unas manifestaciones que están muy bien, pero cuando suena la campana, cada uno a su casa y buenas noches. Cuando se comete una injusticia, un abuso, hay que declarar la indignación de manera incansable y con voz potente. Durante demasiado tiempo, la avaricia de los más favorecidos parece insaciable, y viven como dioses a nuestra costa y con nuestro trabajo. Ya basta.

Ya no existe el político honrado. Ahora se habla para desacreditar a otros partidos cayendo el sensacionalismo político. Esta situación me genera una profunda tristeza. Los insultos que hemos oído en los últimos días ("hijo de terroristas", "golpistas", "dictadores") demuestran irrebatiblemente que la política española no progresa. Es patético y deprimente.

¿Qué esperanza tiene un pueblo que desconfía de la política? Si no creemos en ella, estamos perdidos. Basta ya de discursos políticos tan agresivos y deplorables. Basta de jugar con nuestra democracia. Basta de la pasividad social, si algo no nos gusta, ¡que nos oigan! Basta del abuso de poder y las mentiras. Basta. Basta. Os lo suplico.