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Mi advertencia sobre el riesgo de robos en el metro de Barcelona

Carteristas en el metro de Barcelona.

Carteristas en el metro de Barcelona. / MOSSOS

Conozco a una persona que ha sido nueva víctima de uno de los muchos robos que se producen en el metro de Barcelona. El resultado de la fechoría ha sido la desaparición de cierta cantidad en metálico, que al haber sido realizada sin violencia, no es digna de entrar en consideración, aunque sí lo es lo que supone la desaparición de tarjetas (bancarias y otras) que plantea al individuo robado un quebradero de cabeza para la cancelación y reposición de éstos documentos.

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Pero ello no es lo más importante: el robo de unas decenas de euros, la pérdida de tiempo para reponer dichos documentos o realizar la correspondiente denuncia, sino el sentimiento de indignación que supone que invadan la propia privacidad. Supongo que la misma sensación que tendrán los barceloneses o turistas que nos visitan, que sufren estos robos, y que se llevan ese desagradable recuerdo de nuestra ciudad.

Además, al ir a realizar la denuncia a la policía casi te invitan a descartarla porque supone una acción prácticamente inútil. Únicamente servirá para obtener datos estadísticos de los delitos que se producen. Nada más. Estos malhechores son reincidentes y saben que por pequeños hurtos van a quedar impunes. Cómo popularmente se dice: entrarán por una puerta y saldrán por otra.

Todos sabemos que estos delitos no van a desaparecer nunca pues es el modus vivendi de estas personas y de algo han de vivir. Por eso pretendo que estas letras sirvan de advertencia para los lectores el riesgo que supone descender al metro para que adopten medidas preventivas (cómo salvaguardar documentos y dinero) y prestar atención a los lugares en los que habitualmente se producen esas fechorías, como las escaleras o en los momentos de subida y bajada de los convoyes.

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