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Las sedes del PP, en venta

Mariano Rajoy, en el Congreso de los Diputados. 

Mariano Rajoy, en el Congreso de los Diputados.  / JUAN MANUEL PRATS

En medio de tanta confusión a la que intentamos sobrevivir pasan desapercibidos asuntos decisivos para el partido político que gobierna. Gracias a internet nos enteramos de que el PP está intentando vender, al menos, las sedes de Barcelona, Palma de Mallorca, Zaragoza y Euskadi. También que ha habido discrepancias entre los dirigentes sobre la conveniencia de poner en venta el conocido edificio de la calle Génova. Al menos tres de esos inmuebles han sido o están siendo investigados por sospechas muy fundadas sobre la legalidad del dinero empleado para su compra o reforma. Como siempre se ha cumplido eso de que cuando el río suena, es muy probable que estos casos solo representen la punta de un iceberg de tamaño real desconocido.

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Al margen de que ahora no les llegue con los ingresos habituales, muy mermados, también podría ocurrir que, sabiendo sus dirigentes que el PP camina hacia la descomposición, cosa que no van a publicar, lo que en realidad estuvieran orquestando con las enajenaciones patrimoniales fuera un plan de enriquecimiento personal de un grupo selecto de dirigentes, mediante el pago de suculentas indemnizaciones por finalización de sus "contratos de trabajo". Lo hicieron con Bárcenas, y también ha sido un clásico de los bancos para "jubilar" a sus altos ejecutivos, mientras recibían miles de millones de ayudas públicas que jamás recuperaremos.

Como más vale prevenir, para evitar los delitos que podrían cometerse a la desesperada sería imprescindible que la Justicia nombrara un administrador externo, similar al que imponen en cualquier empresa de las que declaran concurso de acreedores. Además, conviene vigilar también los movimientos de Ciudadanos, pues no es descartable una operación de fusión política destinada en realidad a hacerse con un patrimonio tan suculento como el del PP. Trampas legales hay para montar todas esas maniobras y, a posteriori, siempre es muy difícil recuperar los activos desviados.

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