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"La impotencia, uno de los sentimientos más difíciles de aguantar moral y mentalmente"

Dos mujeres leen en el balcón de su casa, en Gran de Gràcia.

Dos mujeres leen en el balcón de su casa, en Gran de Gràcia. / Adriana Domínguez

Los sentimientos humanos son un mundo maravilloso y también desgarrador. Hay mucho más que enfado, felicidad o tristeza. En esta pandemia hemos sentido sorpresa, al ver que la cosa iba en serio, hemos sentido rabia, al ver como nuestros negocios tenían que ser cerrados temporalmente, hemos sentido tristeza al ver como algunos de nuestros seres queridos fallecían.

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Pero poco se tiene en cuenta uno de los sentimientos más difíciles de aguantar moral y mentalmente: la impotencia. Y sí, muchos dirán que nosotros hemos puesto nuestro granito de arena mientras nos hayamos quedado en casa y hagamos seguido las normas de seguridad, mientras hayamos cerrado nuestro negocio por el bien de todos, pero la realidad es que como individuos poco podemos hacer ante esta situación. Y, obviamente, suerte tenemos de que la mayoría de personas sigamos las normas de seguridad, porque como grupo sí que podemos aportar a esta situación. Aunque es imposible no sentirse impotente cuando ves cómo los casos siguen en lo alto mientras tú has sacrificado tu tiempo, tu dinero y tu libertad para que la situación mejore.

Puede que hable de lo personal, pero la impotencia ha estado presente en mí desde el 14 de marzo del 2020, día en el que me encontraba en mi piso de estudiantes en Barcelona, día en que cerraron las universidades y tuvimos que volver a nuestros respectivos pueblos. Impotente el día en el que me encontré mal y di positivo en covid-19, y tuve que quedarme en mi habitación sin ver a mis padres en mi propia casa, ni a mis amigos ni a mi pareja en mi propio pueblo. Impotente el día en el que volví a la Ciudad Condal para ir a clase, pero cerraron las universidades, otra vez. Impotente ahora, escribiendo en mi piso de Barcelona, pagando un alquiler que realmente no me sirve de nada porque todas las clases son telemáticas; simplemente estando aquí para sentir que estoy aprovechando mis años universitarios y mi juventud, aunque en el fondo sepa que no es así.

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