"Johnny Depp, Amber Heard y la justicia de masas"

Ensalzamos tanto a nuestros ídolos que el más mínimo indicador que nos llega de que son humanos nos ataca personalmente. Lo cierto es que por mucho que nos guste pensar que conocemos el carácter de los famosos, estamos tan cerca de saber quiénes son en realidad como ellos de saber quiénes somos nosotros. Casos tan públicos como el de Johnny Depp contra Amber Heard juegan directamente con estas sensibilidades, por eso son tan polémicos.

Cuando salieron las acusaciones en 2018 todo el mundo se apresuró a 'cancelar' a Johnny: no querían que se les asociara con un supuesto maltratador. El mundo se le cerró en banda, incluso Disney anunció que no aparecería en la siguiente película de Piratas del Caribe. Ahora que el juicio por difamación contra Amber Heard parece inclinarse a su favor, las redes sociales se cierran en banda contra Heard y el público pide que la echen de la secuela de 'Aquaman', clamando a gritos que es "justicia poética".

La opinión del público ha cambiado tan radicalmente que si esto hubiera pasado hace 300 años hubiera habido horcas y antorchas de por medio, y el juicio no está ni cerca de acabar. ¿Y qué ganamos? Si la jueza falla a favor de Depp, habremos amargado la vida a un hombre durante años sin razón. Si falla a favor de Heard, habremos avergonzado públicamente a una víctima de violencia de género. Y esto asumiendo que el juicio sea justo.

Debe haber necesariamente un término medio entre ignorar a las víctimas de abuso de hombres poderosos, y el tomar cada acusación como la verdad absoluta y 'cancelar' sin pruebas. Lo que está claro es que no vamos a encontrar esta moderación gritando nuestros propios veredictos mientras la jueza golpea el mazo y pide orden en la sala. ¿Son los juicios en directo realmente tan buena idea?