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¿Iremos a nuevas elecciones?

Pedro Sánchez, el segundo día del debate de la investidura fallida, el pasado julio.

Pedro Sánchez, el segundo día del debate de la investidura fallida, el pasado julio. / DAVID CASTRO

-Conrado Gallego

La culpa de que Sánchez no formara gobierno sería casi exclusivamente al cien por cien de él. Es para reflexionar que no pueda contar para su investidura con ningún partido, exceptuando el diputado del partido regionalista cántabro.

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Tenemos por otro lado a Ciudadanos, que los medios de comunicación ya lo han ubicado en la derecha, cuando en el 2016 firmaron un pacto con 200 medidas para el . Pero a Podemos no les estuvo bien y se tuvo que ir a elecciones.

Ciudadanos nació primordialmente para hacerle frente a la deriva separatista, por lo tanto ni puede ni debe ayudar a Sánchez en su investidura. Sería ir en contra de sus principios, aunque haya tenido en sus filas críticos que no lo hayan entendido al igual que muchos ciudadanos que no entienden todavía, que ir de la mano de los separatistas y pactar con ellos en pueblos y ciudades de Catalunya es el más grande de los problemas de España

Todos lo deberíamos saber, a estas alturas, lo que se puede esperar de los nacionalistas. Nos lo repiten hasta la saciedad y ya nos avisan con un otoño caliente. El problema territorial que hay en España, a mi juicio determinante, para que Ciudadanos no se ponga de acuerdo con el PSOE, no entrará en vías de solución, mientras todos los partidos constitucionalistas, no lo aborden conjuntamente y consensuen soluciones. Mientras a los nacionalistas, nos le queda otra que implorar que siga en el ejecutivo Sánchez para que les haga el juego que ellos quieren y les permitan seguir en sus delirios separatistas.

Hasta última hora el bandazo de Sánchez es posible para convencer a Iglesias. El presidente es experto en dar bandazos, pero también ha calculado que unas nuevas elecciones lo colocaría todavía mejor situado.

Solo tendría que volver a la palestra en la campaña electoral que viene Vox, que son los demonios, para tener gran parte del electorado español en el zurrón, y él a seguir pasando la mano por el lomo a los separatistas en Catalunya y el País Vasco.

Nuestro presidente se equivoca de enemigo, porque solo mira los réditos electorales. ¿Lo pagarán en el futuro los españoles?

 

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