A la espera de lo que va a pasar, a los estudiantes con plaza para movilidad internacional nos envuelve la incertidumbre. Nos da un giro el corazón cada vez que recibimos un correo de la universidad, porque al encierro le sumamos que estamos más inquietos que nunca. Se nos presentó la oportunidad de poder vivir una experiencia única fuera de nuestros hogares, aprender a valernos por nosotros mismos en un entorno desconocido y con ello la posibilidad de crecer personal y profesionalmente.
Para nuestro desespero, las universidades permanecen cerradas, los trámites avanzan a un ritmo lento, las plazas en las residencias van disminuyendo y la economía empeora. Y a la espera de noticias solo deseo que la pandemia nos permita vivir esta experiencia y que deje de llevarse todo aquello que queremos.