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Huérfanos de catalanismo pragmático e integrador
Vista de la marcha de los no Independentistas durante su paso por Vía Laietana / ELISENDA PONS
Gustavo Galván
Ya disponemos, por fin, de listas electorales. Sabemos cuáles son los nombres de las diferentes propuestas y las personas que las encabezarán. Falta saber cuáles son los programas de cada formación. Los ciudadanos de una democracia moderna y avanzada necesitamos esta información para poder votar desde nuestra capacidad reflexiva y nuestro buen criterio. No en base a la emoción, sino a la razón.
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Las propuestas concretas que cada partido debe incluir en su programa nos deberían dar las claves para entender cómo piensan afrontar los principales problemas que en este momento afectan a Catalunya. ¿Cómo recuperar la convivencia social, cómo hacer retroceder la fractura cívica que separa a unos catalanes de otros? ¿Cómo recuperar la normalidad institucional, tanto en el marco interno de Catalunya, como en las relaciones con el resto de España? ¿Cómo recuperar la estabilidad y credibilidad necesarias para que la economía vuelva a vías de crecimiento en industria, servicios, turismo e inversión? ¿Cómo establecer bases sólidas para que, si así lo consideran, vuelvan algunas de las más 2.500 empresas que se han marchado de Catalunya?
Todos estos retos requieren de enormes dosis de reflexión y autocrítica. Vivimos una gravísima crisis de convivencia, política y económica. Quien no sea capaz de afrontar estos desafíos con realismo y espíritu de concordia, no hará más que alimentar el monstruo que nos ha llevado al desastre. Necesitamos más responsabilidad y menos activismo.
No me hago falsas ilusiones. El choque ha sido tan grande, la fractura tan abismal, que no creo que sean suficientes los escasos 30 días que nos separan del 21-D, para recuperar la serenidad y la sensatez. Y una parte importantísima de la sociedad sigue huérfana de una propuesta política de catalanismo pragmático e integrador. Solo el PSC intenta jugar en esta liga, con muchas dificultades.
El resto del catalanismo político se debate entre la irrealidad de la república simbólica y la esterilidad del 'procés'. Ni un paso atrás. Prietas las filas. Con estos mimbres, será casi imposible que el Parlament y el Govern que emanen de las próximas elecciones puedan tener la estabilidad y el rigor necesarios para reorientar al país en la senda de la reconciliación social, la normalidad democrática y el progreso económico.
Se prevén más tormentas y tiempo revuelto. Pobre Catalunya, quién te ha visto y quién te ve.
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