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El hazmerreír de un borrador de Constitución catalana

Puigdemont, en un coloquio de la Universidad de Groninga, el pasado febrero.

Puigdemont, en un coloquio de la Universidad de Groninga, el pasado febrero. / NJO DE HAAN (AFP)

Joan Sada Vidal

Me he quedado perplejo y a la vez he sentido un gran regocijo leyendo la información publicada por EL PERIODICO sobre el borrador de la constitución catalana a aplicar una vez promulgada la independencia o república de Catalunya. Su redactado es tan humorístico y tan gracioso que ni el mismísimo Mariano Ozores con el cura Esteso y la monja Florinda Chico, ni Santiago Segura con su policía nacional Torrente hubiesen podido mejorarlo.

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Uno de los párrafos más hilarantes es el de la disposición primera dónde se dice que los bienes propiedad del Estado español por valor de más de 19.000 millones pasarían a ser propiedad de la república catalana desde el primer día de su instauración. O sea, que Catalunya, que debe a España 57.000 millones de los 79.000 que adeuda el Govern por la emisión de deuda pública, no solo no dice nada de pagar ese débito, sino que tiene la osadía de plasmar en un borrador que pretende apropiarse de lo que no es suyo. Es tan ridículo todo lo que describe ese borrador que no merece extenderse en su crítica.

Lo que si esperamos es que Catalunya nunca caiga en manos de ese grupo que prolifera por la Plaça de Sant Jaume y el Parlament, y que pretenden organizar un estado y nuestras vidas, sin tener ni la capacidad, ni la inteligencia, ni mandato democrático alguno para poder hacerlo. Como dijo Jesucristo: "perdónalos que no saben lo que se hacen".

 

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