La grandiosa fuerza del fútbol

Junto a buenas jugadas, fallos impensables, magníficos goles, esplendidos cabezazos, etcétera, este campeonato mundial de fútbol celebrado en Rusia ha demostrado una vez más la grandiosa fuerza del fútbol.

La fuerza de la que hablo no es la que practican los dos equipos sobre la hierba, es la otra: la fuerza que mueve a los espectadores. Ver los lloros y alegrías de niños, mujeres, ancianos y toda clase de gentes portadoras de banderas y pinturas en los rostros es espectacular. Es la demostración de dos cosas connaturales al ser humano: la existencia de un enemigo a batir y la aceptación de la ley que regula el enfrentamiento. En el fútbol quien es el enemigo está claro, es el que va vestido con otros colores, y las normas precisas y de alto nivel tecnológico que controlan el cómo batirlo han sido aceptadas por los dos bandos.

Ahora que las vacaciones ya están aquí y descansaremos, sería bueno reflexionar sobre esta fuerza que estoy hablando y aplicarla en nuestro quehacer cotidiano de manera natural.