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"Ojalá que ganen las elecciones los que tengan más ganas de trabajar para el pueblo catalán"

Colas con paraguas en el exterior de las mesas electorales de la Escola Industrial.

Colas con paraguas en el exterior de las mesas electorales de la Escola Industrial. / MANU MITRU

César Carulla

Por fin llega la hora de la verdad. Las elecciones catalanas resultan un plebiscito para todos, sobre todo para el 'procés' y para Puigdemont, ese demonio de seis cabezas que promete más tensión, pero también para Sánchez y su apuesta por la amnistía y la reconciliación; para Feijóo y su apuesta por el inmovilismo, la venganza y la persecución; para Aragonés por su tardía enmienda al despropósito de gobernar con tan pocos parlamentarios; para la izquierda, por su apuesta por la transición ecológica cueste lo que cueste; para Illa, el catalán paciente y obediente, y para el pueblo de Catalunya, que estamos hartos de que nos zarandeen desde todas partes, en ocasiones como si fuéramos cómplices de los que cumplieron mal sus promesas haciendo lo que hicieron sin pensar en las consecuencias o importándoles muy poco, y, en otras, como si fuéramos los simples peones de un tablero de ajedrez, mucho más amplio que la propia Catalunya y sus verdaderos intereses.

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Desde 2017, es la primera vez que los catalanes vamos a ir a votar con todos nuestros representantes fuera de la cárcel o del punto de mira de la represión judicial. Además, lo vamos a hacer conociendo muy bien el escenario y a los personajes. Todos ellos han tenido la ocasión de posicionarse fuera del marco de la ambigüedad (espacio natural de los políticos) y determinar su postura respecto de un 'procés' que espera su sentencia más severa: la voz del pueblo.

Ahora, por fin, será el catalán de a pie quien decidirá si una cosa u otra es posible, si el procurarse una muy fuerte autonomía que permita el desarrollo de Catalunya en una era de agitación política internacional o una independencia que, en el mejor de los casos, llevaría décadas para resultar en una mínima potencia internacional; aunque estoy seguro que, sin duda, lo lograría.

En fin, ojalá que ganen los que tengan más ganas de trabajar para la gente.

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