Félix de Azúa debe disculparse con las pescaderas

Félix de Azúa debería pedir disculpas y no precisamente a Ada Colau, a la que ha dirigido injustamente su menos desprecio por una supuesta incapacidad intelectual para dirigir políticamente la ciudad de Barcelona. Seguro que la alcaldesa de la ciudad donde él nació sabrá contestarle con la mesura que acostumbra rebatir sandeces de ese calibre.

Las disculpas debería pedírselas a todas aquellas personas que trabajan en una pescadería o en cualquier otro oficio que Azúa pueda considerar que quienes los ejercen no tienen la excelencia que supone que debe tener un alcalde o alcaldesa.

He conocido licenciados, políticos y personajes de relumbre, que eran descerebrados, corruptos, insensibles, engreídos, pedantes, superfluos, ignorantes de todo aquello que no entendían o no era de su conocimiento, mal educados y políticamente incalificables. Y usted, Azúa, sin conocerlo y seguramente no sería un placer conocerle, entra dentro de lo expuesto anteriormente, seguro que me dejo calificativos que le irían como anillo al dedo.