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¿Es la expulsión del agresor la única forma de evitar el acoso escolar?

bullying acoso escolar

bullying acoso escolar / LAIA ABRIL

Rodrigo Renedo

Los acosadores suelen ser personas con problemas emocionales que no saben transmitir sus sentimientos y carecen de relaciones sociales realmente afectivas. Es por eso que el desarrollo de la inteligencia emocional desde la educación infantil debe ser potencialmente desarrollado, favoreciendo que los alumnos y alumnas reconozcan sus emociones, sepan actuar conforme a las de otros/as y muestren las suyas sin miedos.

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Aparte de prevenir el ‘bullying’ con el desarrollo de la inteligencia emocional, es imprescindible elaborar un plan una vez que este fenómeno ya ha comenzado a producirse. Los acosadores deben recibir una respuesta por parte de la comunidad educativa, y dicha respuesta debe ser consecuente y racional con el daño realizado a otros alumnos o alumnas. ¿Expulsión del instituto? Puede ser el comienzo del plan, aunque en principio una semana o una quincena sin clases no solucionará el problema. Y es que el problema es mucho más profundo y, por consiguiente, no debe recibir una solución tan simple y poco elaborada. La alumna o alumno acosador debe hacerse responsable del problema, siendo parte de la solución. Se trata de hacer al alumno partícipe de la solución, dado que esta será la única manera de sacarle del problema. Y para ello, castigos básicos como quedarse sin recreo o no poder salir con los amigos serán claramente insuficientes. Es más, podrían provocar una reacción contraria a la conducta esperada. Muchas veces estos alumnos reciben una falta de afecto al no sentirse integrados en el colegio. El castigo solo reforzaría la causa del problema. 

En este sentido, el alumno acosador debería ser responsable y elaborar un plan de prevención del acoso. Creo que debería darse totalmente la vuelta a la tortilla y ser la acosadora o acosador quien se convierta en la defensora/defensor del acosado. Nadie conoce mejor el problema del ‘bullying’ que una persona que ha formado parte de este de forma activa. Esta persona podría ser capaz de explicar a otros alumnos cómo el 'bullying' puede llegar a causar enormes perjuicios y cómo este podría ser solventado. Es decir, el alumno acosador podría elaborar rutinas para llevar a cabo en actividades complementarias con otros niños  con el fin de introducir el problema, ayudarles a reconocerlo, y prevenir que se puedan convertir en acosadores o acosados. De esta manera, el alumno acosador no es directamente castigado; sin embargo, tiene por delante una difícil misión con la que su responsabilidad aumenta haciéndose cargo de solventar y prevenir un problema del cual él ha formado parte. Todo este proceso no sería fácil en absoluto y requeriría la participación de profesores que guiaran al alumno acosador en el proceso, haciéndole consciente de que eliminarle no sería la solución, y que por ello él o ella deben ser parte de la solución. Esta rutina podría evitar la expulsión del alumno o el cambio de centro educativo, lo que tampoco formaría parte de una solución definitivamente real del problema, dado que cambiar al acosador de centro únicamente implica cambiar el problema de lugar.

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