Entre el miedo y la furia ante las medidas propuestas por Vox

Según van avanzando los días -pocos todavía- desde que estrenáramos una nueva legislatura, donde Vox irrumpió con más fuerza, si cabe, de la que había tenido hasta ahora, la formación ultraderechista se va moviendo cada vez más a gusto entre una especie de miedo y furia, suponiendo un peligro real para la democracia y la convivencia misma. 

Una furia que arrastra tras de sí a aquellas formaciones democráticas de la derecha española, que se han propuesto un 'todo vale' con tal de mantener su cuota de poder en aquellas comunidades en las que su voto sería imprescindible para la gobernabilidad, teniendo de rehenes de sus propias palabras a los partidos que las gobiernan, por mucho que luego algunos lo nieguen. 

Madrid, Murcia o Andalucía son los laboratorios de pruebas de unas políticas que nos retrotraen a unos tiempos más que oscuros, donde las libertades y los derechos brillaban por su ausencia.

El motivo o los motivos de turno serían lo de menos para insuflarnos ese miedo del que los totalitarismos parecen hacer gala, por mucho que quieran adornarlo de conveniencia en la época que vivimos.

Ya sea esa aberración de pin parental (tal vez les convendría leerse algunos de los artículos de la Convención sobre los derechos del niño y la niña, de la cual el Estado español es firmante y que tiene rango de ley) o bien con la negación sistemática de la violencia de género. 

Y así con otras tantas medidas o leyes que nos puedan ir colando. Miedo y furia; que no nos coarten.