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"Criticar el aspecto físico de una política demuestra ausencia de argumentos"

Hemiciclo vacío del Congreso de los Diputados tras la suspensión del pleno, el 10 de marzo del 2020, como medida preventiva de contención del coronavirus.

Hemiciclo vacío del Congreso de los Diputados tras la suspensión del pleno, el 10 de marzo del 2020, como medida preventiva de contención del coronavirus. / EUROPA PRESS / RICARDO RUBIO

Estos días ha saltado a la palestra la aparente relevancia del aspecto físico en el saber hacer de una política. En primer lugar, desviar la atención de problemas realmente relevantes como el precio de la luz, la carencia de plazas de FP en muchas comunidades autónomas o la subida del SMI, mover el foco de ahí a lo meramente estético me parece bochornoso, y más en una cámara autonómica. Otras veces lo hemos visto en sede nacional o en otros espacios de igual preponderancia, y señores y señoras, no hay lugar en esos espacios para estos asuntos menores, menos en plena emergencia sanitaria y climática.

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En segundo lugar, me parece de una falta de sororidad apabullante, y oigan que igual que lo critico por un lado, no dudaría en criticarlo por el otro y en todos los tonos intermedios. Como mujer, reducir a otra mujer a su aspecto físico es tirar por la borda años y siglos de trabajo del feminismo.

Si no comparto ideas con la CDU alemana, no se me ocurrirá criticar sus acciones por medio del traje de turno que lleve Merkel; criticaré sus decisiones políticas y su programa, pero es de mucha bajeza y de mucha testosterona atacar a un cargo político sea hombre o mujer por el pantalón que lleva, el peinado o el bolso, y demuestra, tras la cortina de humo, una gran ausencia de argumentos reales, o una imposibilidad de estructurar el mensaje cuando toca rebatir en un debate, diálogo o intercambio.

Sin duda, es tremendamente preocupante que quienes nos representan no sepan o no quieran debatir desde el respeto, la coherencia y el sentido de estado. Y me gustaría señalar aquí que este esquema de la risa o la crítica fácil se repite una y otra vez. No entiendo cuándo se convirtió un escaño en la primera fila de un circo. Este país, por suerte, ha tenido grandes mujeres políticas en todo el arco parlamentario, y esperemos que siga siendo así.

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