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Catalunya: vivencia frente a convivencia

Manifestación de la ANC y Òmnium contra la detención de Puigdemont en Barcelona, este domingo en el paseo de Gràcia.

Manifestación de la ANC y Òmnium contra la detención de Puigdemont en Barcelona, este domingo en el paseo de Gràcia. / ROBERT RAMOS

Jesús Pichel

La experiencia vivida subjetiva e interiorizada -la vivencia- es siempre verdadera, incluso cuando la experiencia objetivamente sea falsa o inverificable -una experiencia mística, por ejemplo-: para quien vive algo en primera persona, lo vivido es el criterio de verdad más sólido e irrefutable y de nada sirve intentar convencerle de lo contrario por muy equivocado que pudiera estar.

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En su Introducción a las ciencias del espíritu (1883) ya nos advirtió Dilthey que "vivencia es la unidad-estructura de actitud y contenido". Algo así como la unión de la experiencia vivida y la actitud vital de quien la vive. Por eso en la comprensión de las vivencias no entra en juego únicamente el cálculo de la pura racionalidad, sino que se combinan todos los procesos mentales de la aprehensión: la inteligencia, los sentimientos, la voluntad, la memoria, etcétera, y la propia biografía cultural e ideológica de la persona.

Por una parte, esto explica que un mismo acontecimiento vivido por dos personas distintas puede ser comprendido de distinta forma por ambos: el acontecimiento es el mismo, sí, pero no lo es la vivencia de cada uno si la actitud no es la misma, y lo que para uno es exilio, por ejemplo, para otro es fuga. Y explica, por otra parte, que, si la actitud de sujetos distintos es la misma ante un mismo acontecimiento, puedan agruparse en una cierta comunidad que objetive la vivencia.

Probablemente haya hoy dos millones de catalanes que se sienten personalmente heridos por los injustos encarcelamientos de los líderes independentistas, como probablemente hoy haya otros dos millones de catalanes que se sienten personalmente aliviados al saberles justamente presos. Y en ambos casos lo que sienten -la herida y la injusticia los unos; los otros el alivio y la justicia- lo sienten como irrefutablemente verdadero.

Permanecer en el estricto nivel vivencial, subjetivo, dogmática y dramáticamente firme, es impedimento suficiente para alcanzar acuerdo alguno que haga posible la convivencia de todos. El drama es que hay dos 'catalunyes' que viven, sienten y comprenden Catalunya de forma categóricamente distinta, espejo del largo historial cainita de las dos españas.

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