La Navidad está a la vuelta de la esquina. Estas fiestas serán atípicas, limitadas por el coronavirus. Al descorche del líquido espumoso se añadirá un invitado por Sanidad: el allegado. Ese que mantiene con determinada persona o familia una estrecha relación, una persona cercana a otra por razón de parentesco, amistad, trato o confianza, o con la que se tiene una afectividad especial.
A los grupos burbuja convivientes y los no convivientes, se sumará el allegado. Los contagios se disparan y se teme por el alcance de la tercera ola que puede abocar a una situación crítica de colapso de las ucis. En ese escenario, ampliar el círculo subjetivo con allegados se antoja contraproducente. Una vez más, es necesario apelar a un sensato sentido de la responsabilidad individual y colectivo para celebrar unas fiestas con prudencia.