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Los lectores hacen balance de las dos primeras semanas con cortes en las líneas R-2 Nord y R-11

Cuando se cumplen dos semanas de los cortes en las líneas R-2 Nord y la R-11 de Rodalies, hablamos con algunas personas usuarias afectadas, miembros de la comunidad de lectores de EL PERIÓDICO, para saber cómo estas obras han cambiado su rutina diaria. Algunos se han pasado al vehículo privado, al menos mientras duren las actuaciones.

Aglomeraciones en el primer laborable del corte de la R-2 Nord y la R-11 de Rodalies en Sant Andreu

Aglomeraciones en el primer laborable del corte de la R-2 Nord y la R-11 de Rodalies en Sant Andreu / FERRAN NADEU

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Luis Benavides
Luis Benavides

Periodista

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Desde el pasado lunes 19 de septiembre y hasta diciembre, unos 32.000 viajeros habituales de las líneas R-2 y R-11 sufren el corte de la circulación de trenes en la estación de Sant Andreu Comtal de Barcelona. En la sección Entre Todos hemos recibido numerosas cartas relativas a estas necesarias pero molestas actuaciones, como la de Eva Rizo, vecina de Les Corts, que se preguntaba por qué no empezaron en verano. “No deja de ser curioso que justamente haya coincidido con el abono gratuito de Renfe”, escribía esta bióloga, que criticaba en la carta las alternativas ofrecidas por “insuficientes”. “Coger el tren está suponiendo un cambio radical, no previsto, y muchos usuarios optarán por el coche, engordando cada vez más las vías rodadas”, vaticinaba en su misiva.

Ella misma acabó sucumbiendo al vehículo privado porque las alternativas ofrecidas no se adecuaban a sus horarios y responsabilidades. “Antes me levantaba a las cinco de la mañana para ir al tren hasta Granollers, pero si tengo que ir en metro hasta Sant Andreu me debería levantar una hora y media antes”, explica vía telefónica esta lectora, con algo de mala conciencia por moverse a diario en coche. “Estoy muy comprometida con el medio ambiente y me sabe mal, pero las medidas alternativas no me sirven; parecen más pensadas para la gente de Granollers que llega a Barcelona que para los de la ciudad que deben salir”, lamenta.

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El servicio de Rodalies era muy mejorable, considera Rizo, quien asegura que los usuarios han acabado normalizando los retrasos por averías y otras incidencias. “Es una vergüenza porque es un transporte público con unos horarios marcados por normativa que todos pagan para que funcione correctamente”. Con todo, Rizo cuenta los días para "volver a la normalidad" y usar Rodalies. “Antes aprovechaba el trayecto para adelantar trabajo, y ahora es imposible. Por no hablar del tema económico -continúa la lectora-, que sale más económico un billete que coger el coche”.

David Pérez también envió una carta quejándose por la inoportunidad del corte en el mes de septiembre, justo a la vuelta de vacaciones, y pronosticó un colapso no solo en la estación de trenes de Sant Andreu Comtal sino también en la estación de metro Sant Andreu para coger la L-1 de metro como ya recogimos en estas páginas. “¿No se podría haber realizado una parte de las actuaciones en julio y agosto para minimizar el impacto entre los usuarios? ¿Se ha pensado en algún tipo de compensación? Tratar así a los usuarios nos animará a usar el transporte público?”, se preguntaba este consultor informático, que cuando se cumplen las dos primeras semanas de las afectaciones –quedan otras 10– ya se ha acostumbrado al nuevo itinerario. “Al final estoy tardando unos 15 minutos más de lo normal, no está siendo dramático, y coger el coche tampoco era una solución. No es un tema de aparcamiento, porque en la empresa tenemos, sino el tapón que me podría encontrar entrando a las nueve de la mañana”, explica al otro lado del teléfono este lector vecino de Cardedeu. 

Consciente de la necesidad de realizar estas actuaciones y de su complejidad, Pérez solo pide alternativas de transporte adecuadas: “Durante tres meses, la alternativa me lleva a un lugar que no es mi destinación. ¿No es posible ofrecer realmente un enlace entre Sant Andreu y Passeig de Gràcia parando en el Clot, que es el tramo realmente afectado?”. También pide una mayor frecuencia de paso por la mañana, para ir a Barcelona. “Antes pasaban cada 15 minutos y ahora cada media hora, por lo que el tren ya llega muy lleno”, asegura.

Sin compensación

Pérez se preguntaba en su carta si Renfe debería compensar de alguna manera a los usuarios por estas molestias, y le responde otro lector desde Girona. “Este trimestre habrá muchas afectaciones por las diferentes líneas de Renfe-Rodalies-medias distancias. La cuestión es que al ser un servicio gratuito, se exonera de toda responsabilidad por retrasos, saturaciones y anulaciones de trenes”, asevera Lluís Girbau, economista y habitual del tren desde finales de los noventa. “Viajo a diario a Barcelona por trabajo, soy lo que llaman un ‘commuter’”, subraya vía telefónica este lector, que critica “la falta de previsión y el cinismo” de los dirigentes políticos responsables en buena parte de estas afectaciones por sus decisiones. Se siente “engañado” por la coincidencia de la gratuidad de Rodalies y medias distancias con estas obras en la línea Portbou-Barcelona Sants. 

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Girbau, como Rizo, también se ha pasado al vehículo privado, empujado por las circunstancias, dice. Considera que era posible avanzar en las obras sin cortar totalmente el paso de los trenes, un extremo desmentido por Rodalies, que describe las operaciones en ese ámbito como “incompatibles con el mantenimiento del tráfico de trenes”. 

Fuentes de Renfe consultadas por este diario afirman que los "horarios reprogramados" se están cumpliendo, y que en caso contrario los usuarios pueden poner una reclamación en los canales posventa habituales (www.renfe.com, el teléfono gratuito 900 878 333 y en estaciones, a través del libro de reclamaciones). Asimismo las mismas fuentes dicen ser conscientes de los inconvenientes que estas obras pueden estar provocando, sobre todo por el cambio de rutinas y el incremento del tiempo del trayecto, pero recuerdan que son unas obras "necesarias" porque comportarán mejoras en cuanto a puntualidad, seguridad y fiabilidad.