Marc Marginedas: “La identidad ucraniana era muy débil y Putin ha conseguido que aumente”

Marc Marginedas es ahora excorresponsal de EL PERIÓDICO en Rusia, pero no por voluntad propia. Si este periodista de raza y acción ha regresado a la redacción del diario después de cubrir durante semanas la invasión de Ucrania es porque resulta imposible ejercer con libertad (y unas mínimas garantías) la profesión de periodista en el país gobernado por Vladímir Putin. Aprovechando su presencia en Barcelona este diario organizó un tercer ‘Cara a cara’, en esta ocasión entre el reconocido reportero de guerra y su comunidad de lectores en una sala de CaixaForum Macaya, en edificio modernista reconvertido en los últimos años en un centro de debate y reflexión intelectual que persigue fomentar el espíritu crítico y el sentido de la justicia social.

Ante casi un centenar de personas, Marginedas compartió las claves principales para entender el conflicto actual en territorio ucraniano y en la parte final del encuentro respondió preguntas lanzadas por los asistentes. Pocos periodistas conocen tan bien “los motivos y el contexto de esta guerra”, dijo en su presentación Marta López, la jefa de la sección internacional de EL PERIÓDICO, quien recordó la dilatada y reconocida trayectoria del periodista: se estrenó en 1995 con la guerra civil de Argelia e informó sobre el terreno de otros muchos conflictos bélicos como la segunda guerra chechena como corresponsal de Moscú, a la que llegó justo cuando empezaba el ascenso de Putin al poder.

El poder de Putin

Marginedas ha seguido de cerca la controvertida figura de Putin, un personaje que ahora todo el mundo intenta comprender porque es el principal impulsor de la invasión y porque será inevitablemente parte de la solución, un final de las hostilidades que parece estar ahora -36 días después- más cerca que nunca tras las reuniones entre los dos ejecutivos implicados directamente en el conflicto. En este sentido, el excorresponsal en Moscú comenzó su charla recordando la “excusa oficial” del Kremlin para desplegar sus tropas en Ucrania: la expansión de la OTAN supuestamente “compromete la seguridad rusa”.

Ante la postura del gobierno de Putin, que exigió tener poder de veto ante el despliegue de la también conocida como Alianza Atlántica en el bloque de países excomunistas, Occidente no llegó a negociar nada al considerar “inaceptable” esta intromisión por parte de Moscú. Con todo, más allá de la geopolítica, el periodista sostuvo que existen razones de fondo y calado histórico: la invasión rusa no se entiende sin la falta de respeto de Putin hacia la independencia de Ucrania. “Para Putin era una plataforma o construcción artificial, inventada por Occidente para debilitar a Rusia”, subrayó el autor del libro 'Periodismo en el campo de batalla: 15 años tras el rastro de la yihad'. “La identidad ucraniana era muy débil –añadió- y Putin ha conseguido que aumente”. Esta reforzada identidad, puntualizó, no es tanto nacional como netamente política, basada en la libertad.

Tras recordar cómo llegó el exdirector de la KGB y mano derecha de Boris Yeltsin al poder aquel extraño 31 de diciembre de 1999, Marginedas desveló el gran anhelo de Putin: rehabilitar el estalinismo. “Putin quiere ser otro Stalin”, sentenció el periodista, para acto seguido recordar que Moscú ha aprovechado la actual coyuntura bélica para amordazar a los pocos medios de comunicación independientes que quedaban con una ley que contempla multas cuantiosas y hasta 15 años de cárcel si se revelan informaciones dañinas para los intereses del ejército ruso.

De operación relámpago a guerra de desgaste

La retirada de Estados Unidos de Afganistán por la puerta trasera y el inicio de la Alemania post-Merkel, con una coalición con sensibilidades diferentes, hicieron pensar a Putin que era el momento propicio para lanzar un ataque y doblegar a su país vecino. Pero erró en sus previsiones, pues lo que debía ser una “operación especial relámpago” se ha convertido en una guerra de desgaste “convencional y muy sucia”, según Marginedas, en referencia a los ataques indiscriminados del ejército ruso a la población civil ucraniana y en general una estrategia que contraviene las normas destinadas a limitar la barbarie de la guerra recogidas en los Convenios de Ginebra.

Por este motivo, el veterano reportero considera que ya se puede hablar de “fracaso estrepitoso”. La inteligencia rusa, explicó, contaba con hacer caer el gobierno de Volodímir Zelenski en apenas una semana y se han encontrado una resistencia inesperada por parte de los ucranianos, cada vez más “desconectados emocionalmente” si cabe de la federación rusa. “La Ucrania de la que habla Putin ya no existe”, dijo el periodista, que en un momento de su charla repasó sobre un mapa de Ucrania las incursiones del ejército ruso y destacó la heroica resistencia de los ucranianos en la ciudad de Mariúpol tras una semana de asedio.

Entender más

“Consideraba que no estaba suficientemente informada y me pareció una oportunidad única poder escuchar a un periodista con esta reputación”, explicaba al finalizar el encuentro con los lectores Esther Pardos, una de las participantes en el ‘Cara a cara’ que aprovechó el turno de preguntas para entender más lo que considera una sinrazón. “Me parece muy extraño –añadía- que podamos vivir en Europa una guerra así en pleno siglo XXI”. Le acompañaba Dolors Capdevila, exmédico de familia retirada, que también ponía en valor la experiencia de Marginedas: “No es un teórico y conoce muy bien el país, porque para conocer un país lo tienes que pisar”, subrayaba.

Josep María Jiménez, otro lector, muy interesado en la historia y la geoestrategia, también acudió a la Casa Macaya de la Fundació La Caixa buscando las claves del conflicto y sus derivadas. “Ahora que Estados Unidos está de capa caída estamos viviendo posiblemente el establecimiento de un nuevo orden mundial”, aseguraba este participante, encantado con la experiencia. Como Carme Montoré, convencida del poder del diálogo y la cultura de la paz para resolver este tipo de conflictos, interesada también en otros retos del aquí y ahora como el cambio climático.

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