Radiografía de la presencia de las mujeres en el Parlament: ¿Cuántas eran y cuántas son?

En la pasada legislatura en el Parlament de Catalunya hubo más diputadas que diputados por primera vez en la historia de la institución. En concreto, 70 parlamentarias frente a 65 electos, lo que situó el porcentaje de mujeres en un 51,9% del hemiciclo. Esta proporción se logró en el último tramo del mandato, antes de la disolución de la Cámara por la convocatoria anticipada de elecciones por parte del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.

El 12 de marzo de 2021, cuando se configuró la legislatura XIII-XIV del Parlament, había 65 diputadas (el 48%), un porcentaje que, ya en ese momento, suponía la cifra más alta jamás registrada en una sesión constitutiva. En tres años, las bajas y altas de los diputados y diputadas han favorecido la presencia femenina, hasta conseguir el hito de superar el 50% en favor de ellas.

La evolución de las mujeres en el Parlament se ha acelerado en los últimos años, pero ha sido un proceso lento: mientras que en la primera legislatura (1980) solo había siete (el 5,2%), las diputadas no lograron ser una tercera parte de la Cámara hasta la octava legislatura, constituida en 2006. A partir de este año, con la entrada en vigor de la ley para la igualdad efectiva de mujeres y hombres de 2007 y las cuotas de género que obligan a una paridad en una horquilla del 40% al 60% en las administraciones públicas, las mujeres superaron el cómputo de una cuarta parte.

Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.

Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.

El camino se ha ido allanando para las parlamentarias, ocupando más escaños con el paso del tiempo, algo que propuso impulsar la institución con la aprobación del plan de igualdad del Parlament en 2020 (actualmente prorrogado hasta la aprobación de uno nuevo), que también fija otras medidas para incorporar la perspectiva de género en la actividad parlamentaria.

Las políticas feministas

"La paridad en la representación política es un indicador de la calidad democrática", sostiene Marina Muñoz, investigadora predoctoral en Ciencias Políticas, especializada en género y política. El hecho de que las mujeres ocupen estos espacios políticos "implica una mejora de la representación de sus intereses y la introducción de políticas feministas", indica la experta, ya que, precisamente son ellas, explica, quienes acostumbran a proponer leyes sobre cuestiones relacionadas con la igualdad de género.

Que haya más mujeres en la esfera política es positivo, pero las desigualdades, como ocurre en la sociedad, siguen perpetuándose en las instituciones, más allá de los porcentajes. "Tener más diputadas no es suficiente para acabar con las desigualdades de género que se dan en los parlamentos", remarca Muñoz. Para reducir estos sesgos de género, puntualiza, son necesarios "cambios más profundos que estructuren de una forma más equitativa los recursos entre hombres y mujeres".

En ese sentido, si la presencia de las diputadas ha aumentado gradualmente, su acceso a los órganos de decisión ha sido -y sigue siendo- un proceso todavía más lento, algo que ha ido en detrimento de su capacidad de influencia en el Parlament. Esto se explica, en palabras de Muñoz, porque en los partidos políticos hay marcas de género que dificultan la participación de las mujeres y que obstaculizan que ellas lleguen a posiciones de liderazgo.

En los últimos 45 años desde la restitución del Parlament, nunca ha habido una presidenta de la Generalitat, mientras que las presidentas del Parlament han sido solo cuatro y únicamente siete mujeres han ejercido como presidentas de grupo parlamentario, siendo solo una la que lo ha hecho como jefa de la oposición.

Las portavoces de los grupos parlamentarios solo ha logrado superar el umbral del 50% en la legislatura XII (2018-2020), donde llegaron a representar el 80%, mientras que en casi la mitad de legislaturas (seis de las 13), no ha habido mujeres portavoces designadas como primera opción por el partido, sin tener en cuenta las fluctuaciones por altas y bajas en el hemiciclo.

La segregación vertical y horizontal

Todo esto corresponde, según Muñoz, a la segregación vertical que tiene lugar en las organizaciones políticas. Esto supone que, por lo general, haya más hombres en las posiciones de poder y más mujeres entre las bases. Pero esta no es la única segregación que se da porque, explica la politóloga, hay una tendencia, a menudo invisible a los ojos de la sociedad, que también condiciona su participación en las instituciones: generalmente, los asuntos relacionados con la economía, al seguridad y las relaciones exteriores suelen ser carteras más "masculinizadas" que asumen mayoritariamente los hombres, mientras que las cuestiones vinculadas a los cuidados, como la sanidad, educación o las políticas sociales, se reservan para las mujeres.

De las 23 comisiones constituidas en la primera legislatura, las únicas siete diputadas se repartieron, mayoritariamente, entre la comisión de Política Cultural, la de Política Social, la de Drets Humans y la de Justícia, Dret i Seguretat Ciutadana.

Si bien es cierto que, actualmente, en general las comisiones son paritarias y, por ejemplo, de las 36 que se configuraron en la pasada legislatura (2021-2024), 20 estaban presididas por mujeres (el 55,6%), sigue dándose una segregación horizontal, que implica que las ellas sigan predominando en las mismas carteras que lo hacían en 1980. En la última legislatura, algunas de las carteras con más presencia femenina fueron Cultura (CC), Salut (CS) y Drets Socials (CDS), mientras que Economia i Hisenda o Acció Exterior forman parte de las cinco comisiones con menos diputadas.

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