El Girona firma la tercera plaza con otra actuación soberbia

El Girona acabará tercero esta temporada. Tras la abultada derrota del Atletico de Madrid ante Osasuna (1-4), el equipo dirigido por Míchel firma una temporada histórica y, a falta de una jornada, se asegura el tercer escalón del podio de la competición regular. La victoria en Mestalla, con goleada incluida (1-3), ratifica una vez más su excelente estado de forma ante un Valencia que no supo sobreponerse al dominio del conjunto catalán.

El Girona jugó totalmente desacomplejado ante el Valencia. El equipo catalán se lo pasó bien sobre el césped, combinando como siempre, destacando como nunca. Hay algo de mística, de magia en este equipo. Parece que la presión no es una cruz, sino una bendición. Los de Míchel viven el día, disfrutan de cada oportunidad para engrandecer una temporada que ya es de leyenda. Nadie en Girona olvidará este año. Se recordarán goles, momentos y victorias. Algunas goleadas que quedarán para siempre en el eco de un equipo que quiere consolidar la temporada que viene su irrupción.

Tsygankov, decisivo

En Mestalla, el Girona volvió a ser él mismo. Volcados hacia delante, con la determinación cara a portería que puso en más de un apuro a la defensa ché. Vehiculó su ataque, sobre todo por las bandas, donde Tsygankov fue incisivo. Precisamente el ucraniano encontró a Savinho cuando se coló entre la defensa para, desde segunda línea, llegar en el momento justo para empujar el balón dentro de la portería. Una vez el balón chocó contra la red, el brasileño dio la vuelta y arrancó hacia el banquillo. Buscaba a un hombre, a su líder, a Míchel. Se abrazaron, además de darse un par de palmaditas eufóricas, para celebrar.

La ascendencia de Míchel en este vestuario es excepcional. El técnico madrileño es el ejemplo claro de lo que es convencer a un grupo de jugadores. No se trata de imponer, sino de enseñar, de dar recursos, de plantear un fútbol tan atractivo que todo el equipo tiene ganas de practicarlo. Y así lo hizo el Girona en Mestalla. Pese a un par de sustos y tras el tanto de Savinho, los catalanes se fueron al descanso con el 0-1 en el marcador.

Insistencia innegociable

Pese a la reavivada del Valencia, al Girona no le temblaron las piernas. Mantuvieron la calma, achicaron agua mientras el conjunto de Baraja apretaba sin cesar. Ese temple y esa pausa permitió al conjunto gerundense devolvérsela y de manera demoledora. Fue Artem Dovbyk quien subió el segundo en el marcador para el Girona tras una acción en la que Ivan Martín firmó una conducción excelente que solo tuvo que empujar el ucraniano para firmar su gol número 21 en liga. El delantero del Girona es otro de los exponentes que explican el éxito de la plantilla dirigida por Míchel. Pese que no se terminará llevando el trofeo pichichi en un año de ensueño, Dovbyk no faltó a su cita habitual con el gol.

Y si el Girona es fútbol, también es insistencia. La intensidad es innegociable para Míchel y su equipo, que vio como Yarek Gasiorowski acaba metiendo el balón en su propia portería tras un centro de Tsygankov casi en el 70. El 0-3 hizo que muchos aficionados ches se marcharan de Mestalla desquitados ante la superioridad del Girona y la abdicación del Valencia. Los que se marcharon se perdieron el gol del honor de Pepelu desde los once metros a cinco minutos del final. Con el 1-3, el duelo quedó visto para sentencia. Una nueva actuación incontestable de un Girona que sentencia al tercera plaza.