Camino a las urnas

Arrimadas mide el coste de la vuelta a las esencias de Cs

La dirigente acompasa la estrategia en el Congreso y en el Parlament con un acercamiento a los socialistas

Los naranjas dan por hecho el batacazo en los comicios catalanes pero el liderazgo de su presidenta no peligra

La líder de Cs, Inés Arrimadas, y el candidato naranja a las elecciones del 14-F, Carlos Carrizosa.

La líder de Cs, Inés Arrimadas, y el candidato naranja a las elecciones del 14-F, Carlos Carrizosa.

Júlia Regué

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El impacto de la tercera operación Arrimadas se medirá en las urnas el próximo 14 de febrero. La primera fue exitosa, Cs se situó en el primer puesto en las elecciones del 21-D del 2017, pese a que no intentó gobernar desde el Palau de la Generalitat por falta de apoyos. La posterior fue más compleja: su salto al Congreso de los Diputados en el 2018 no elevó el número de representantes de Cs –quedaron estancados a cinco- pero la reedición electoral le dejó con tan sólo dos asientos por Catalunya, constatando una debacle en todo el Estado de 57 a 10 escaños que provocó la dimisión de Albert Rivera. La enésima: multiplicar su presencia en Catalunya haciendo tándem con Carlos Carrizosa para evitar que Cs caiga en la irrelevancia en el nido que le vio nacer.

Arrimadas tomó las riendas del partido heredando la fuga de los intelectuales que crearon las siglas por los volantazos ideológicos de Rivera y su obcecación en convertirse en el pilar del centroderecha. Proclamada nueva líder, pudo contener el choque interno y aplacar los reproches del sector crítico con un giro al centro ofreciendo a Cs como una fuerza política con sentido de Estado en plena pandemia. El acercamiento al PSOE le costó pullas y broncas con la bancada popular, pero Arrimadas recuperó progresivamente el espaldarazo de los fundadores. Una vuelta a las esencias desde el Congreso que pretende acompasar ahora en el Parlament. "Tenemos que estar en concordancia en ambos lados, como más coherentes seamos, más fuerza ganaremos en nuestro electorado más exigente. Ser un partido de centro es complicado, en los países de la Unión Europea los liberales suelen ser pequeños", indican fuentes de Cs.

Fugas a tres bandas

Las encuestas pronostican una caída de Cs hasta la cuarta posición con fugas de votantes al PSC, al PPC y a Vox. Los naranjas buscan ensancharse en el centro, escorando a los socialistas junto al independentismo y al PP y Vox a la derecha. Pero Cs sufre también por otro adversario: la abstención.

La campaña para las elecciones catalanas nunca se pensó con la meta de reeditar la victoria tras el convulso otoño del 2017. El fervor del ‘procés’ que les aupó a la cima ahora permanece desplazado por la gestión de la pandemia en las prioridades del electorado y el PSC les adelanta con fuerza con un exministro que comandó la batalla contra el virus, Salvador Illa. La encuesta del GESOP para EL PERIÓDICO desvela precisamente que los electores de Cs y el PPC prefieren a Illa como 'president' que a sus respectivos candidatos. De ahí que Cs corra la carrera electoral centrado en espantar el fantasma de un tercer tripartito para ofrecerse como la garantía de que el PSC, si vence, no elija a ERC. Una baza que persigue que los socialistas les tengan en cuenta para forjar eventual un pacto de gobierno mostrándose decisivos para la gobernabilidad.

Fuentes de la formación admiten que el triunfo del 21-D fue "sobredimensionado" fruto de una "coyuntura excepcional" y dudan de que el 14-F alcancen los 15 asientos, por lo que se conforman con entre 10 y 13 diputados. La esperanza está depositada en la bolsa de indecisos: "Nuestro votante siempre decide a última hora, tenemos el reto de movilizarlo". Carrizosa fue muy claro en este sentido en una entrevista en la COPE: "El independentismo sabe que el radicalismo les irá a votar [...]. Les interesa que vaya cuanto menos gente mejor porque los suyos sí están movilizados. Y pese a que nosotros somos más, saben que pueden conseguir la desmovilización del constitucionalismo", aseveró el cabeza de cartel.

Aunque la cantera naranja se vea reducida si los malos pronósticos electorales se cumplen, sus primeras espadas están aparentemente fuera de peligro aunque haya voces del sector crítico que lo ponen en duda. "No hay debate sobre su continuidad sea cual sea el resultado de las elecciones. No se le puede achacar a Carrizosa y tampoco a Arrimadas un mal resultado. Han cogido el mando del partido en horas bajas", sostienen fuentes de la fuerza política en Catalunya. "Quién pida su dimisión, no es muy de Cs", inquieren. El domingo se despejarán todas las dudas.

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