Ruta literaria

La obra de una pintora modernista 'olvidada' rescata cómo eran fachadas originales del Eixample

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Dos de las fachadas modernistas inmortalizadas por la pintora Núria Llimona

Dos de las fachadas modernistas inmortalizadas por la pintora Núria Llimona / Núria Llimona

Meritxell M. Pauné

Meritxell M. Pauné

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El Eixample fue el tema por excelencia de una integrante un tanto ‘olvidada’ de la gran saga artística de los Llimona, familia de la burguesía de Barcelona que sobresalió por su obra modernista a finales del siglo XIX y principios del XX. Núria Llimona (1917-2011) retrató múltiples edifcios de la Dreta del Eixample, que además pintaba en plena calle. Una ruta la reivindica este fin de semana.

El paseo literario Ruta a peu per l'Eixample de Barcelona que va pintar Núria Llimona acerca este sábado por la tarde al gran público la vida y obra de esta paisajista, en el marco de Setmana del Llibre en Català. Y es que Nuria Llimona es una de los 20 protagonistas del libro La Catalunya dels Artistes, de Jordi Bes y Aure Farran, que ejercerán de guías en el itinerario.

Fachada de València 339, pintada por Núria Llimona

Fachada de València 339, pintada por Núria Llimona / Núria Llimona

Los cuadros de Llimona tienen interés un siglo después como testimonio de una época y una clase social, porque retratan el aspecto original de unas construcciones pensadas como símbolo del ascenso de la burguesía. Algunas fachadas se han mantenido casi idénticas, como la de la casa Llopis Bofill, en el número 339 de València, con su singular esgrafiado. O la de Provença 268, con su portal señorial.

Fachada de un edificio desaparecido en Aribau 183, pintado por Núria Llimona

Fachada de un edificio desaparecido en Aribau 183, pintado por Núria Llimona / Núria Llimona

En cambio, otras ya no tienen casi nada que ver, como la de Aribau 183, irreconocible pese a su aspecto regio actual. A medio camino está la magnífica tribuna de Alí Bei 27, con leves modificaciones en los remates de cada ventanal.

Fachada de Alí Bei 27, pintada por Núria Llimona

Fachada de Alí Bei 27, pintada por Núria Llimona / Núria Llimona

También la evolución comercial se pone en evidencia. En una obra de Llimona aparecen dos fachadas modernistas de la calle Roger de Llúria, a la altura del número 74, con una farmacia y un doble escaparate de ‘Vespa Mateu’. La farmacia sigue ahí, pero las motocicletasno: por esos dos locales han pasado un taller informático, una sucursal del RACC, un salón de belleza, una empresa de parquets, otra de instrumentos musicales…

Fachada de Roger de Llúria 74, pintada por Núria Llimona

Fachada de Roger de Llúria 74, pintada por Núria Llimona / Núria Llimona

Eclipsada

La fama de su padre, el pintor Joan Llimona, y sobre todo su tío, el escultor Josep Llimona, ha proyectado “una sombra alargada” sobre ella, defienden los autores. Tampoco ayudó que se formara durante la gris posguerra y que perteneciese a una estirpe catalanista y que no se amoldara al estilo de vida tradicional –nunca se casó, por ejemplo–.

Fachada de Provença 268, pintada por Núria Llimona

Fachada de Provença 268, pintada por Núria Llimona / Núria Llimona

La mayoría de sus cuadros de fachadas del Eixample forman parte de colecciones particulares y se han exhibido muy poco. Dejó unas notas biográficas que tampoco se han editado nunca. Aunque expuso en varias salas durante el franquismo y obtuvo en el 2000 la Creu de Sant Jordi, “el legado de Núria Llimona es único y está a la espera de ser estudiado y divulgado”, aseveran Bes y Farran.