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La economía catalana se frena en el tercer trimestre

El PIB registró un alza del 0,1%, frente al 1,4% del periodo abril-junio

Contenedores en el Port de Barcelona

Contenedores en el Port de Barcelona / 'Álvaro Monge'

Agustí Sala

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Frenazo. La economía catalana redujo su crecimiento en el tercer trimestre hasta el 0,1% con respecto al segundo, según el avance publicado por Institut d'Estadística de Catalunya (Idescat). Esta evolución, con un alza aún menor que la media española, que fue del 0,2% en el mismo periodo, sitúa la tasa interanual en el 4%, dos décimas por encima de la medida española y nueve décimas menos que en el periodo abril-junio.

La desaceleración de la economía catalana, como sucede con el conjunto de la española, es muy destacable si se tiene en cuenta que en el segundo trimestre, el incremento con respecto al periodo enero-marzo fue del 1,4%. Y se refleja también en la tasa interanual, que en el segundo trimestre, fue del 4,9%. Esta reducción del ritmo de actividad está muy relacionada con la evolución registrada por la inflación, que en Catalunya se situó en septiembre en el 8,5%, por debajo del a media española del 8,9%. El dato de octubre para las comunidades aún no se ha dado a conocer pero para la media española fue del 7,3%, una rebaja considerable, pero todavía un nivel muy alto.

Desde la Generalitat destacan la resistencia del consumo privado y el impulso en un verano sin restricciones sanitarias. El Ejecutivo catalán afirma que los datos más recientes "sugieren un deterioro de la actividad durante los próximos meses, con un debilitamiento tanto de los indicadores de consumo (como el comercio minorista y el gasto con tarjetas) como de los principales indicadores de actividad, en un contexto de encarecimiento de los costes intermedios y de aumento generalizado de los precios".

Pese a ello se prevé "que la actividad gane dinamismo a partir de la primavera, a medida que las tensiones en los mercados de la energía aflojen, mejoren los problemas de aprovisionamiento y se refuerce el despliegue de los fondos 'Next Generation'.

El Govern de la Generalitat estima para este año un aumento del producto interior bruto (PIB) del 4,4%, que se reduciría al 1,7% el ejercicio. En 2022, la evolución de este indicador aún se beneficiará de fuerte tirón de la inversión y de las exportaciones, pero en el 2023, se reducirá el dinamismo, según las estimaciones.

La Cambra de Comerç, por su parte, ha variado sus previsiones, al rebajar el crecimiento para este año en Catalunya hasta el 4,3%, algo más de lo previsto, pero lo ha rebajado al 1,6% el año que viene. Si en las anteriores previsiones la principal amenaza para el crecimiento era la inflación ahora ha pasado a ser la subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo, situados ya desde el jueves pasado en el 2%. Además está la persistencia de la inflación, Según la Cambra, el año que viene el índice de precios de consumo (IPC) del ejercicio será todavía del 5,2%.

Turismo como motor

El sector de los servicios, el de más peso en la economía catalana, registró una tasa interanual de crecimiento del 6%, 1,1 puntos por debajo del trimestre anterior. Destacan, en todo caso, la evolución de la hostelería y la restauración junto con el transporte aéreo, que dieron un tirón gracias al turismo.

Fueron los componentes de la economía que más tiraron del conjunto y que más contribuyeron al resultado final, dado que el turismo, uno de los elementos más dinámicos este ejercicio, tiene en Catalunya un peso mayor que la media española. También registraron una evolución positiva el comercio al por mayor o las actividades relacionadas con el transporte. El análisis del Idescat subraya también en el sector de servicios la evolución experimentada por las ramas de actividad relacionadas con los servicios jurídicos, informáticos, de seguridad y de publicidad. 

La industria, por su parte, experimentó un descenso interanual del 2,4%, menor en dos décimas que en el trimestre anterior, pero siguiendo en terreno negativos. Una de las ramas más afectadas es la metalúrgica, de las más afectadas por el aumento de los costes energéticos.

En cambio contribuyeron al crecimiento del sector secundario la fabricación de productos farmacéuticos, de productos de caucho y materias plásticas y de maquinaria. Destaca la producción de vehículos, muy afectada por la crisis en la cadena de suministros.

La construcción, por su parte, registró una tasa interanual del 2,7% y la agricultura padeció un desplome del 15%.