Infraestructuras

Los alcaldes de Girona critican el abandono de la AP-7

Los representantes municipales se quejan del mal estado del trazado, la acumulación de suciedad y el uso permanente de conos para regular el tráfico, con la peligrosidad que ello acarrea

El incendio de un camión en la AP-7 colapsa la autopista

El incendio de un camión en la AP-7 colapsa la autopista / FERRAN NADEU

Laura Fanals

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Un año después del fin de los peajes de la autopista AP-7, y de que el Ministerio de Transportes se convirtiera en el nuevo responsable de gestionar la infraestructura, el tráfico en las salidas de la vía rápida en las comarcas gerundenses todavía está regulado por conos y señales provisionales, mientras que también quedan tramos por asfaltar y adecuar. Esta circunstancia empieza a desesperar a algunos alcaldes de los municipios por donde pasa la carretera, que critican la "dejadez" del Ministerio y el riesgo que esta conlleva.

Una de las más indignadas es la alcaldesa de Maçanet de la Selva, Natàlia Figueras. Aunque se muestra satisfecha por el levantamiento de los peajes, ya que "era una reclamación que ha durado años", se queja de que ahora impera una "dejadez generalizada". La alcaldesa indica que antes, cuando había un incidente, "enseguida venían y lo arreglaban". Ahora, en cambio, lamenta que las redes y rejas están rotas en muchos tramos, propiciando que los animales puedan entrar en la autopista y causar un accidente, y todo el entorno "está dejado". "Maçanet es la entrada en la Costa Brava desde Barcelona por la AP-7, y no puede ser que se encuentre en este mal estado: conos, suciedad, malas hierbas, botellas....", lamenta. En algunos casos, Figueras explica que el Ayuntamiento lo arregla "sin decir nada", pero recuerda que la responsabilidad corresponde al Ministerio.

Pero más allá del grado de abandono, en Maçanet también están preocupados por los problemas de tráfico que sufren los vecinos del municipio. Según explica Figueras, los sábados por la mañana –cuando las colas en la autopista son habituales–, los vecinos del pueblo que quieren salir por la salida 9A se encuentran con un 'stop' con conos "que es muy peligroso". Por eso, ante las quejas de los vecinos, el Ayuntamiento se ha reunido con Trànsit para pedir que, ya que la salida 9B permite un acceso directo a la Costa Brava, en la 9A pueda tener prioridad la gente del territorio. Por el momento no han obtenido respuesta. "No se nos tiene en cuenta a los que vivimos aquí, siempre salimos perjudicados en función de lo que ocurra en la autopista", critica Figueras. Por último, también lamenta que la información que reciben por parte del Ministerio es "nula".

Igual de decepcionado se muestra el alcalde de Llers, Carles Fortiana. En su término municipal se sitúa la salida 3 de la AP-7 (Figueres Nord), y desde su punto de vista, la gestión que se está haciendo de la autopista es "patética". «No se hace ningún mantenimiento, ni en la N-II ni en la AP-7: no se siegan la vegetación de los arcenes, no se arregla el firme y cuando un coche se queda averiado, pueden tardar semanas en retirarlo» , señala. En este sentido, lamenta que la AP-7 había sido «una autopista que iba muy bien, pero ahora está llena de camiones que nadie regula, por lo que ocupan dos y tres carriles y es un peligro, una irresponsabilidad terrible». En su municipio, recuerda que han dejado de cobrar el IBI, que supone un importante recurso económico, pese a que el pueblo sigue atravesado por la infraestructura. Fortiana dice que cada vez que han intentado hablar con el Ministerio, se han encontrado "con una pared".

Lento desmontaje

Entre los alcaldes desencantados también se encuentra el de Sant Julià de Ramis, Marc Puigtió. Puigtió explica que en Sant Julià, donde se encuentra la salida de Girona Nord, el proceso de derribo y desmontaje de las casetas de peaje fue «muy lento», y todavía hoy «queda por asfaltar y reparar todo el pavimento». Además, recuerda que el tráfico de la salida se gestiona a través de conos, por lo que es «peligroso». Pero hay dos cuestiones que le preocupan especialmente. Una es que la luminaria que había en la salida ya no funciona, con la tenebrosidad que conlleva, «sobre todo por las noches». Y en segundo lugar, tampoco están las cámaras que antes vigilaban los peajes, por lo que la autopista se ha convertido en una vía de escape fácil para los ladrones. Al igual que sus homólogos, también lamenta que el Ministerio no les hace caso: «Antes, la interlocución era constante, llamabas a Acesa y venían a reparar cualquier cosa al momento. Ahora hablar con el Ministerio es un drama. Ya hace tiempo que vemos cómo dejan degradar la N-II, y nos da miedo que ocurra lo mismo con la autopista».

Durante todos estos meses, una de las salidas que ha tenido más tráfico ha sido la de Girona Sud, entre Salt y Vilablareix, donde se han producido muchas colas, sobre todo al principio. El concejal de Urbanismo de Salt, Àlex Barceló, explica que durante todos estos meses ambos ayuntamientos han estado trabajando con el Ministerio para buscar soluciones. El hecho de que existiera el desarrollo del sector sur -donde debe ir el futuro Hospital Josep Trueta- ha retrasado un poco los trabajos, ya que se quería valorar que «lo que hiciéramos tuviera sentido», indica Barceló. Ahora, señala el concejal, están pendientes de que el Ministerio presente la propuesta definitiva, que se ha comprometido a ejecutar rápidamente. Barceló dice que, en el caso de Salt, no se han sentido desatendidos, pero sí que hasta ahora han tenido la sensación de "solución provisional".

Por último, el alcalde de Sant Gregori (salida de Girona Oeste), Quim Roca, cree que en su caso la retirada de los peajes fue bastante rápida, aunque dejaron el hormigón en mal estado. Pese a admitir que en su salida también se acumula suciedad y hierbas, ya que antes «el mantenimiento era más cuidadoso», no se muestra del todo disgustado con el Miniseri: «No estamos descontentos, pero hay cosas mejorables», concluye.

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