SEGURIDAD ENERGÉTICA DE EUROPA

La crisis sin precedentes del oleoducto 'Druzhba' daña la reputación de Rusia

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Marc Marginedas

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Todo comenzó el pasado 18 de abril. Fue entonces cuando Bielorrusia informó acerca de un grave deterioro en la calidad del petróleo transportado por el oleoducto <strong>'Druzhba'</strong> (Amistad), una enorme tubería de 4.000 kilómetros de longitud y una capacidad de 1,5 millones de barriles diarios contruida durante los años 60, que suministra el crudo de Siberia occidental y el mar Caspio a los antiguos aliados soviéticos del Pacto de Varsovia. No tardó en identificarse la sustancia contaminante en cuestión: se trataba de cloro orgánico, un compuesto químico empleado para impulsar la extracción, ya que limpia los pozos y acelera el flujo, aunque si se mantiene durante el proceso de transporte es capaz de producir graves daños de corrosión a la infraestructura de paso, como tuberías y refinerías.

Al principio, Moscú intentó minimizar el incidente, pero en seguida el alcance de la crisis quedó a la vista de todos: Hungría, Polonia, Eslovaquia y Alemania tuvieron que suspender las importaciones de hidrocarburos a través del viejo oleoducto, mientras que Bielorrusia, principal país de tránsito y donde la tubería se divide en dos secciones, una que se dirige hacia Europa del norte y otra hacia el centro del continente, anunciaba pérdidas de cientos de millones de euros. Además, había que retirar el petróleo sucio, bloqueado en los tramos del 'Druzhba' que atraviesan el territorio bielorruso, y trasladarlos a infraestructura en Rusia donde debía ser descontaminado, un largo y costoso proceso que requerirá meses y enormes cantidades adicionales de crudo, que deberán ser mezcladas con el contaminado para que el cloro descienda a niveles aceptables. En Alemania y Holanda, refinerías y demás infraestructura se han visto obligadas a reducir su rendimiento debido a los problemas derivados del petroleo sucio en el 'Druzhba'.  

El origen de la contaminación

En Moscú, las autoridades se pusieron manos a la obra para hallar el origen de la contaminación, identificado en una remota sección del oleoducto, concretamente en una pequeña refineria privada llamada Nikolayeva y radicada en la región de Samara, junto al Volga. Según ha reconocido el propio Nikolái Tokarev, presidente de Transneft, el monopolio estatal que detenta la propiedad de los oleoductos rusos, en una reunión con el presidente Vladímir Putin, la polución fue "deliberada" y provocada por dicha empresa, que "acumula petróleo de pequeños productores en Ulyanovsk, Orenburgo y Samara y lo transfiere al sistema de oleoductos". "Esta compañía ha inyectado petróleo (en eloleoducto) que no estaba adecuadamente preparado", ha concluido Tokarev, un cercano aliado del líder del Kremlin. Cuatro personas han sido ya detenidas, según ha informado el Comité de Investigación. órgano equivalente a la fiscalía en España, acusadas de organización criminal y otros delitos relacionados con el transporte de petróleo y contemplados en el Código Penal ruso. 

La crisis está dañando enormemente la reputación de Rusia como un suministrador fiable de energia, en una era en la que se han reavivado las tensiones de la guerra fría entre el Kremlin y Occidente. Los observadores consideran que los elevados niveles de corrupción existentes en Rusia, tanto a nivel local como gubernamental, permite precisamente que se produzcan episodios como éste. "Es un problema de codicia y fraude a pequeña escala, en combinación con incompetencia y falta de control acerca de lo que entra en el oleoducto", ha señalado Julian Lee, especialista de Bloomberg en temas de hidrocarburos. El incidente, además, ha dado un nuevo impulso a las cada vez más enconadas críticas contra el gasoducto Nord Stream 2, que debe unir próximamente Rusia y Alemania a través del mar Bático sorteando Ucrania e incrementando a la vez la dependencia energética del continente europeo respecto a Rusia.

El incidente se produce  en un momento de incertidumbre geopolítica en el mercado mundial de crudo, impulsando al alza los precios. Al igual que Venezuela debido a la crisis política que atraviesa, las exportaciones de crudo procedentes de Rusia se han reducido en las últimas semanas debido al petróleo sucio. Y todo ello, mientras en EEUU la Administración de Donald Trump ultima sus planes para estrangular los envíos petroleros desde Irán.