Entrevista Marta Bona, presidenta de Anmeya

"Ahora mismo hay gente que apuesta por el emprendimiento porque no tiene otro recurso para vivir"

Marta Bona vivió el mundo de los autónomos desde dentro: desde una de las principales asociaciones del colectivo. Sin embargo, apostó por dar un paso más allá y centrarse en las mujeres, para apoyar a las que se lanzan a emprender. En 2012 constituyó con otras compañeras la asociación Anmeya, que presta asistencia a trabajadores por cuenta propia. Hablamos con ella de emprendimiento, fracaso y empoderamiento.

La asociación Anmeya se constituyó en 2012 para apoyar a los trabajadores autónomos y emprendedores, con un enfoque a las mujeres

Trabajadora

Trabajadora / economia

Agustina Barbaresi

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Marta Bona vivió el mundo de los autónomos desde dentro: desde una de las principales asociaciones del colectivo. Sin embargo, apostó por dar un paso más y centrarse en las mujeres, ya que afirma que “ahora es nuestro momento” y es necesaria una labor de empoderamiento a las que se lanzan a emprender. En 2012 constituyó con otras compañeras la asociación Anmeya (Asociación Nacional de Mujeres Emprendedoras y Autónomas). Su objetivo es ayudar a los trabajadores por cuenta propia y conectar a las mujeres (tienen un mínimo de 80% de socias y 20% de socios) para que compartan conocimiento. Mientras se prepara para la segunda edición del proyecto Enrédate en el Emprendimiento, en colaboración con el Instituto de la Mujer y el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, hablamos con ella de lo que supone empezar un negocio propio, de "autoliderazgo" femenino y de las necesidades de los autónomos.

¿Hay diferencias entre un emprendedor hombre y mujer?

Lo que veo es que los hombres que quieren empezar una actividad por cuenta propia, no es que tengan más facilidades, porque las ayudas u ofertas que pueda haber son para ambos lógicamente. Pero sí es verdad que hay más facilidades sociales: los hombres suelen tener más disponibilidad, más tiempo, más dedicación, generalmente menos cargas familiares… Ésa es la gran diferencia. Ahora hay un nicho bastante grande de emprendedoras de edades maduras que quieren lanzarse a ello porque lleva tiempo sin trabajar o porque con la crisis perdieron su trabajo. Y es muy complicado, estas mujeres necesitan apoyo. Los hombres suelen mostrar más seguridad y predisposición al riesgo. La mujer suelen intentar asumir el mínimo riesgo y le cuesta más solicitar ayudas. Cuando entrevisto a los futuros alumnos (de los cursos que imparten), los hombres suelen hablar de financiación y las mujeres rara vez, porque la mayoría intenta emprender a través de recursos propios.

Cuando llega una mujer a la asociación que quiere emprender, ¿qué es lo primero que se hace?

Lo primero es tener una idea de negocio y a continuación lo más importante es el empoderamiento. Tener seguridad, no tener miedo, creer en lo que se va a hacer. Y tener capacidad para asumir el riesgo. Esto es lo principal. De hecho, en la segunda edición del programa Enrédate en el Emprendimiento contaremos con una coach para que nos ayude a empoderar al grupo que entrará en el programa, que estará formado mayoritariamente por muejres, alrededor del 91%. Mucha gente no saca adelante sus negocios porque no se lo está creyendo.

¿Todo el mundo puede acceder, hasta personas sin recursos?

Hay gente que no tiene medios que dedicar a formación y se apunta a cursos gratuitos. El problema es que no le damos valor a las cosas que son gratis. Este año hemos decidido cobrar 20 euros por este motivo, incluso aunque nos pidan pagar de a 5 euros al mes. Intentamos fomentar la conexión con las autónomas que hemos ayudado y, eventualmente, ofrecerles trabajo si surge alguna oportunidad.

¿Se puede hablar de ‘liderazgo femenino’ en un contexto como es el del trabajo por cuenta propia?

El crecimiento de emprendedoras está al alza. El 45% de las personas que están cotizando al RETA en España son mujeres. Y el 35% de ese porcentaje son personas físicas. Cuando pensamos en liderazgo tendemos a pensar en una ejecutiva. Pero en nuestro entorno de lo que podemos hablar es del ‘autoliderazgo’ de la mujer autónoma o emprendedora. Las mujeres se tienen que sentir líderes de su negocio. Es un campo que está en nuestra hoja de ruta y que esperamos trabajar más, sobre todo este año.

¿Qué herramientas hacen falta a la hora de emprender hoy en día?

Emprender tiene muchas patas: no sólo hay que saber del sector de actividad. Aunque se externalice algunos servicios, como contar con una asesoría o la difusión del negocio… es necesario conocerlas. Hay que tener control sobre tu negocio, sino se acaban dando palos de ciego. Las herramientas clave dependen de cada actividad, pero en general es cierto que las herramientas digitales son importantes y son en las que mayores carencias hemos detectado en las mujeres que ayudamos, a menos que se trate de mujeres del ámbito tecnológico. A nivel cotidiano y del día a día quizá sí saben utilizarlas, pero no tanto para llevar un negocio o para conseguir poner en el mercado un producto. Siempre les decimos a las emprendedoras antes de arrancar que se asesoren bien, que se formen… A la gente le cuesta mucho formarse, no se le da la importancia que tiene. Cuenta mucho hacer cambios y muchas personas tienen miedo a perder la comodidad de un empleo seguro al lanzarse a emprender. Hace falta valentía para lanzarse.

¿Qué piensas de la Ley de Autónomos

Los frutos de la Ley del Estatuto del Trabajo Autónomo se han empezado a ver y rentabilizar hace poco, porque hasta ahora no se estaba notando mucho. Ahora con los Reales Decretos está teniendo más aplicación. Era una Ley necesaria, aunque habrá que ver los efectos a futuro, porque el trabajo autónomo tiene que ser homologado y puesto a la par del trabajo por cuenta ajena. Ahora mismo hay gente que está apostando por el emprendimiento no porque quiera o tenga las competencias, sino porque no tiene otro recurso para vivir. Con el paro la gente se encuentra con que tiene que optar por desarrollar su imaginación y crear un negocio, a ver qué pasa. Sobre todo a partir de cierta edad. Mucha gente rentabiliza su paro para poder iniciar una actividad por cuenta propia y si no están bien tutorizados, el porcentaje de fracaso es altísimo.

¿Qué piensas de los emprendedores que fracasaron y lo vuelven a intentar?

Ahora se están dando muchas ayudas de segunda oportunidad a autónomos que fracasaron. Lo bueno que tiene haber fallado y encontrar a quien te ayude para volver a intentarlo es que esos errores ya no los vas a cometer más. En Finlandia, por ejemplo, se dan incentivos muy importantes a este colectivo. Es gente que ha aprendido la lección. El riesgo de fracaso siempre está ahí, lo que hay que hacer es trabajar intentando minimizar ese riesgo.

¿Cuánto tiempo hay que esperar para ver los frutos de un nuevo negocio?

Emprender tiene muchas renuncias: al tiempo libre, a estar con la familia, se dedican muchas horas… si te funciona es un orgullo, pero hasta que te funciona para mucho tiempo. Solemos hablar de unos 3 años, más o menos. Hay gente que al segundo año empieza a ver frutos, pero es una media para valorar el mantenimiento de un negocio, no tanto el éxito. El éxito de un negocio ya es otra cuestión. Conviene tener mucho colchón para empezar, o bien de ahorros, o bien familiar.

Y si alguien tiene una buena idea y la tiene bien armada, pero no tiene ese colchón... ¿qué puede hacer?

Sólo le queda recurrir a financiación o intentar presentarse a concursos. Ahora hay diferentes opciones en este sentido, algunos planteados por entidades financieras… hablamos de unas cantidades de alrededor de 20.000 euros de media. Pero para presentarse conviene tener mucha experiencia y ser un líder empresarial nato. Para una persona que inicia un negocio sin experiencia no es fácil optar a ellos y mucho menos ganarlos. Hay muchísima competencia en todos los sectores, pero por ejemplo en temas que se ponen más de moda, como es ahora el coaching, más aún. Cada uno tiene que buscar su valor e intentar ser el mejor y destacar en lo suyo.

Ahora que se acercan las elecciones, ¿tenéis como asociación algún temor a que el nuevo gobierno que se forme no apueste por vosotras?

En Anmeya no nos significamos políticamente, porque así lo decidimos cuando redactamos los estatutos. Pero siempre hay un cierto temor cuando hay cambios, aunque nosotras nos centremos en nuestro trabajo y en el día a día. Lo que necesitamos es que el Gobierno que se forme lleve a cabo políticas de empleo activas, tanto de empleo por cuenta ajena como por cuenta propia. Y que sean políticas sociales, que es la pata que tocamos en la asociación: representamos a autónomas puras y duras, lo que llamamos personas físicas, con sus carencias económicas, formativas…

¿Qué le pedirías a los poderes públicos?

Ya he hablado con el área de emprendimiento del Ayuntamiento (de Madrid) para pedir una reunión, porque me encantaría trasladarles algunas cuestiones que estamos observando, como la necesidad de profesionalizar ciertos sectores del trabajo, en particular femenino, como las trabajadoras domésticas. Si no hay un reglamento que las proteja lo que sucede es que al final hay empresas privadas que se lucran. Hay mucha explotación. Con la falta de empleo hay una involución de algunas actividades profesionales y hay casos de personas que por no tener otra opción aceptan empleos que nos les salen ni a 4 euros la hora.