sector en transformación
Venta de cavas tras un año de récords
La alemana Henkell compró en marzo el 50,7% de Freixenet por 220 millones de euros
Eduardo López Alonso
Periodista.
Trabajo en El Periódico de Catalunya desde 1992, la mayor parte de ese tiempo en la sección de Economía. Ahora, en la sección Panorama que agrupa a Economía, Política e Internacional. Antes estuve en el diario ABC (Economía), Televisión Española (Economía), Grupo Recoletos (gratuitos locales) y en el ámbito de las televisiones locales (realizador). Licenciado en periodismo, diplomado en publicidad, máster de Información de Económica por la UAB y el Col·legi de Periodistas de Catalunya, cursé el doctorado de Económicas en la Universitat de Barcelona, pendiente de tesis doctoral ('Gestión de medios de comunicación en tiempos de crisis'). Autor del libro 'Las prejubilaciones del menosprecio'.
Eduardo López Alonso / Barcelona
El sector del cava logró pese a las turbulencias políticas y la amenaza sin confirmar de boicots cerrar el 2017 con cifras récord de producción y un incremento de la facturación del 6,5%. Sin embargo, algunas grandes familias del sector ceden la propiedad. Codorníu y Freixenet han dejado de tener mayoría de capital social en manos de catalanes. El grupo alemán de vinos y espumosos Henkell compró en marzo el 50,7% de Freixenet por 220 millones de euros, algo por debajo de lo previsto al inicio de las negociaciones. José Luis Bonet, con el 7,25% del capital, mantiene la presidencia pero bajo la supervisión estrecha del principal accionista. Al final fue la rama de la familia Hevia la que vendió. Los hermanos Ferrer, José María y Pedro Ferrer, siguen en el consejo y todavía mantienen en torno al 42% de Freixenet. Otra firma ilustre del sector, Juvé & Camps, vendió parte de sus acciones el pasado mes de noviembre a un inversor privado.
Estas operaciones se producen en un año dulce para el sector del cava, con un incremento de la producción del 3% en el 2017, récord histórico de 252,5 millones de botellas, y una facturación de más de 1.149 millones de euros, lo que supuso un 6,5% más que en el 2016. En años anteriores la situación estuvo marcada por una caída persistente de los ingresos por botella, el predominio de la producción sobre el posicionamiento comercial y la competencia de las pequeñas bodegas. Ahora toca una nueva etapa para el cava, de mejora de la imagen del producto pero también ampliación de la denominación de origen a otras zonas de España (el 95% aún se produce en Catalunya) y la irrupción de la venta 'on line'.
El conjunto del mercado exterior creció en 3,2 millones de botellas hasta la cifra récord de 162,2 millones de unidades. El consumo de cava en Alemania aumentó 10,5% y se convirtió el primer destino internacional de las botellas del espumoso producido en Catalunya.
En cuanto al mercado interior, el cava sigue siendo el líder de los vinos espumosos de calidad, tras crecer el 4,7%, con más de 90 millones de botellas, cifra que no se obtenía desde el 2010.
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