Producción

El futuro del marisqueo engorda en batea

La semilla crece en suspensión hasta que llega el momento de sembrarla

La producción comercial de bivalvos en criadero cobra protagonismo

Los viajeros de un catamarán de Cruceros del Ulla Turimares observan una batea de engorde de almeja mientras degustan mejillón y ostras a bordo.

Los viajeros de un catamarán de Cruceros del Ulla Turimares observan una batea de engorde de almeja mientras degustan mejillón y ostras a bordo. / M. MÉNDEZ

Manuel Méndez

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Cada vez parece más evidente que el sector marisquero debe multiplicar sus esfuerzos para cultivar el lecho marino y recuperar la productividad perdida en las rías gallegas, lastradas por la contaminación, la sobreexplotación, una no siempre acertada gestión, el descenso de la salinidad y la preocupante acción de los depredadores.

Y cuando se habla de la necesidad de trabajar los bancos marisqueros para hacerlos más productivos, se habla de luchar contra los furtivos y los depredadores, mejorar los sistemas de gestión obsoletos y, sobre todo, emprender acciones como el arado y la oxigenación del substrato.

Siembras

Paso previo a una siembra de alevines de especies como la almeja que está cada vez más extendida y suele financiar o impulsar la Consejería de Mar, pero que, en realidad, no sirve de nada si los bancos marisqueros no gozan de buena salud.

Llegados a este extremo entra en juego la acuicultura, entendida en su concepción más amplia como el cultivo de especies acuáticas vegetales y animales, es decir, el “conjunto de técnicas y conocimientos relativos al cultivo de especies acuáticas”.

Dicho de otro modo, la cría, cultivo y recolección de organismos acuáticos para el consumo humano, que es lo que hacen, por ejemplo, los bateeiros y los parquistas de Carril.

Creciente necesidad

Pero la crisis del marisqueo también agudiza la dependencia de la acuicultura que tiene este sector, precisamente ante la creciente necesidad de disponer de semilla de almeja apta para su siembra.

Uno de los barcos empleados en el cultivo de ostra.

Uno de los barcos empleados en el cultivo de ostra. / M. MÉNDEZ

Una cría de apenas 2 o 3 milímetros que se adquiere tanto en los pocos criaderos gallegos existentes, los cuales no producen suficiente para atender la demanda, como en otros asentados en Francia y Portugal.

El problema es que la almeja de ese tamaño no ofrece todas las garantías deseadas cuando se realiza su siembra, de ahí el papel que están llamadas a jugar las empresas dedicadas a su engorde.

Proameixa

Firmas que, como la vilagarciana Proameixa, miman esa semilla de almeja en cestos suspendidos en bateas para que se alimente y crezca hasta alcanzar los 15 o 18 milímetros, que es cuando llega el momento de trasladar la almeja juvenil a la arena de los diferentes bancos marisqueros, donde crece hasta alcanzar la talla comercial.

Junto a la empresa A Ostreira, situada en O Grove y productora de semilla de almeja y ostra, son dos de las empresas arousanas que mejor representan la vinculación del marisqueo tradicional con la acuicultura.

En el caso de Proameixa, que incluso envía ejemplares adultos de almeja a los criaderos de Francia y Portugal, para que los usen allí como reproductores y obtener la semilla que después se trae a Galicia para su engorde en batea y posterior siembra, con casi dos década de experiencia y, desde luego, mucho que decir aún en este sector.

Los bivalvos de batea animan la ría

En los últimos días se ha vivido un intensa actividad en Arousa gracias a la producción de ostra y almeja en batea. Actividad en la que juega un papel destacado una de las empresas históricas de la ría, como es Mariscos Daporta, nacida en 1955 en el barrio cambadés de Santo Tomé, de la mano de Evaristo Daporta y Erundina Fernández, con el nombre comercial de Evaristo Daporta Leiro.

Tras una primera etapa limitada a la cocción de crustáceos y el envasado de ostra, la empresa se expandió en 1965, construyendo una cetárea en lo que ahora se conoce como puerto de Tragove, que por aquel entonces era una isla.

Fue en 1970 cuando de la comercialización de moluscos y crustáceos la empresa dio el salto al sector de la depuración de moluscos, convirtiéndose en 1999 aquella histórica y pionera empresa familiar, en la sociedad Mariscos Daporta que es hoy en día.

Montada por los hermanos Fernández, y con bateas de engorde de semilla en aguas de A Pobra y Cambados, Proameixa fue pionera en el cultivo en suspendido de semilla de almeja utilizando bateas.

Desde que en 2005 se puso en marcha, “lo que hacemos es seleccionar los reproductores –los ejemplares adultos– para obtener una semilla resistente y de calidad”, explica José Manuel Fernández, uno de los tres hermanos y socios de esta firma.

Esos reproductores de los que habla “son enviados a los mejores criaderos, en los que se inducen las puestas y se lleva a cabo el cultivo larvario”.

Como se decía antes, es cuando las semillas rondan los 2 milímetros cuando empiezan a ser cultivadas en las bateas, donde “son repartidas en estructuras como jaulas y linternas”, es decir, “un conjunto de bandejas rodeadas por red tubular”.

Entre el puerto meco y A Toxa

La empresa Ostreira, asentada en el entorno de Candodorxo (Rons) y con bateas a escasos metros del puerto de O Grove y la isla de A Toxa, es una de las pocas que se dedican a la producción y engorde de la semilla de bivalvos.

Con ayuda de embarcaciones como la auxiliar de acuicultura “Gavilán”, de 15 metros de eslora, sus operarios se ocupan del suministro de cría de almeja a muchas de las cofradías gallegas.

Cuando alcanza el tamaño óptimo de siembra, esa almeja se traslada a parques de cultivo como los de Carril y a los bancos marisqueros de las diferentes rías “para que complete su ciclo y alcance el tamaño comercial”, contribuyendo así a repoblar el medio de forma natural.

Mayor supervivencia

La importancia de realizar este proceso de engorde de la cría en batea radica, según indican en Proameixa, en que “la almeja que se siembra en playas procedente directamente de los criaderos, con una talla inferior a 7 milímetros, tiene una supervivencia de aproximadamente el 50%”.

Sin embargo, si se cultiva y engorda en batea hasta alcanzar entre 15 y 20 milímetros, “la supervivencia se sitúa en torno al 95%, debido a que un mayor tamaño permite a la almeja enterrarse mejor en el sustrato y defenderse de los distintos depredadores existentes en su entorno y de las condiciones meteorológicas adversas”.

Unos depredadores, por cierto, que “son cada vez más abundantes, especialmente en el caso de las ‘ouxas’, y resultan especialmente dañinos en el entorno de Carril”, indican desde Proameixa.

Lógicamente, el hecho de realizar la siembra de almeja cuando ya multiplicó por diez el tamaño con el que sale del criadero requiere después de un menor tiempo de crecimiento en las playas para alcanzar la talla comercial.

Trazabilidad de la cría

“Todo son ventajas”, explican en Proameixa, donde añaden que “durante todo el proceso se controla cada uno de los lotes que se cultivan en las bateas, analizando parámetros físico-químicos y agentes patógenos”.

Pero eso no es todo, sino que “se lleva a cabo la trazabilidad de las distintas partidas, desde su entrada en la batea hasta su salida hacia los parques de cultivo o bancos marisqueros”.

En definitiva, que la de Proameixa es una apuesta clara por la acuicultura aplicada al marisqueo, como lo es la que realiza el criadero grovense A Ostreira, nacido hace cuarenta años y cuyos responsables saltaron a la palestra hace un año para anunciar que para seguir creciendo necesitaban ampliar sus instalaciones.

“Necesitamos mejorarlas porque se quedaron obsoletas”, indicaba Jacobo Campos, responsable de A Ostreira.

Para detallar que su intención era “duplicar las piscinas actuales, en las que creamos el fitoplancton para alimentar la semilla de almeja y ostra que producimos y servimos a todas las cofradías gallegas”.

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