Entrevista | Lluís Salvadó Presidente del Port de Barcelona

"La necesidad de descarbonizar hace obligatorio lo que antes era optativo"

El Port de Barcelona celebra este fin de semana su primera jornada de Puertas Abiertas, en un momento en el que se enfoca hacia un futuro que pasa, asume su presidente, por asegurar una actividad acorde con el bienestar de la ciudad que lo acoge

El Port de Barcelona se abre a la ciudadanía para darse a conocer mejor

Lluís Salvadó, en su despacho en la sede del Port de Barcelona

Lluís Salvadó, en su despacho en la sede del Port de Barcelona / Marc Asensio

Glòria Ayuso

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Empiezan tres días de Puertas Abiertas y el presidente del Port de Barcelona, Lluís Salvadó, abre también las de su despacho a El Periódico. 

Han agotado las 16.000 plazas de las visitas guiadas en seguida. ¿Esperaban tanta demanda?

En futuras ediciones se tendrá que redimensionar la oferta de visitas. El éxito de Nadal al Port ya nos ha mostrado que el puerto es un espacio que atrae a la ciudadanía. Además, en el puerto trabajan 40.000 personas, algunas desde hace 30 años, que no habían tenido la oportunidad de mostrar a sus familias el lugar donde trabajan.

El puerto está en obras para celebrar la Copa América de vela. ¿Veremos pronto muchas inauguraciones?

La Copa América ha impulsado la transformación de espacios en ruinas, como los tres Tinglados del Moll Oriental que se abrirán a exposiciones temporales de arte. Ya tenemos muchas peticiones porque faltaban espacios en la ciudad. El bus náutico que empezará a operar el 3 de julio conectará el final de la Rambla con el lugar, convirtiéndolo en un nuevo espacio ciudadano. Más adelante, prevé incluir nuevos recorridos. El edificio del Portal de la Pau, en rehabilitación, será otra joya a pie de la Rambla. En junio abriremos también el Moll Barcelona Sud, tras el traslado de Balearia. Pero después de la Copa América viene una segunda ola mayor de aperturas: el Moll de Pescadors y la transformación del Moll d’Espanya donde está el Maremagnum.

El puerto prevé transformar su modelo a cruceros más pequeños. ¿Implicará menos afluencia de cruceristas?

La clausura del canal de Suez ha establecido muchas anomalías: al incremento del 25% del tráfico de contenedores de los barcos que ahora deben pasar por Buena Esperanza se suma el cierre de mercados tradicionales de cruceros en el Mediterráneo oriental que ha provocado un aumento que es temporal. El acuerdo con el Ayuntamiento de 2018, que implica el cierre del Moll Barcelona en 2026, conlleva llevar al sur las terminales de cruceros y su evolución a un segmento de crucerista de mayor valor añadido que implicará menor cantidad. En 2027 pasaremos de nueve a siete terminales con la apertura de Royal Caribbean en la G, la que será la más prime y completamente descarbonizada.

¿Y el resto?

Pese a ser el transporte marítimo el más eficiente, cuando ubicas 900 escalas en un punto existe una concentración de emisiones. El puerto representa el 7% de las emisiones de Barcelona. Estamos haciendo una inversión brutal de 180 millones para electrificar en cinco años todos los muelles y el 12 de julio ya inauguraremos en la terminal de Hutchison el primer OPS, un gran enchufe y estación que transformará la potencia para que los barcos puedan apagar los motores a su llegada.

El puerto requiere energía como una ciudad de 200.000 habitantes. ¿Con la electrificación abren un nuevo modelo de negocio?

Estamos desarrollando un modelo muy singular que no existe en ningún otro puerto: nos estamos dotando de una subestación eléctrica, compramos energía en alta tensión, la transformamos y ofreceremos un servicio de distribución y comercialización público-privado. También estamos desplegando el primer o segundo mayor techo de fotovoltaica de Europa, con 100 MW sobre las naves logísticas. Este año también queremos cerrar la sociedad para elevar una planta de biogás que se nutrirá de los residuos orgánicos de los propios cruceros y la restauración, y que ofrecerá combustible compatible a las embarcaciones que utilizan GNL.

Estamos desarrollando un modelo muy singular que no existe en ningún otro puerto: compramos energía en alta tensión, la transformamos y ofreceremos un servicio de distribución

¿Se busca abrirse a nuevas actividades?

Contamos con 18 sociedades y ejercemos un modelo de colaboración público-privada que aporta conocimiento y exigencia en la gestión. El Port Vell, sociedad con un modelo más flexible que la Autoritat Portuaria, será quien gestionará los tinglados del Moll Oriental como espacio cultural, y el World Trade Center se encargará del BlueTech Port.

Son 25.000 m² dedicados a la economía azul, ¿se llenarán?

En septiembre el primer edificio de los seis acogerá a las 17 empresas que ahora están provisionalmente en el Pier 01 de Tech Barcelona. En este proyecto queremos ser los primeros en Europa en captar a las grandes empresas del sector emergente que es la economía azul y convertirnos en un hub de referencia. Además de start-ups y centros de investigación, estamos en contacto con compañías a nivel mundial para generar de aquí a 2027, cuando termine la remodelación completa de este espacio, que será excepcional, un ecosistema también excepcional en el ámbito de la oceanografía, ambiental y de nuevos combustibles, con empresas del sector del transporte marítimo que están desarrollando nuevas divisiones dentro de sus compañías para dar respuesta a este cambio global de la descarbonización.

Ahora las costuras de los accesos al puerto están reventadas.

Lluís Salvadó

— Presidente Port de Barcelona

El puerto sigue queriendo expandirse hacia el sur, donde coincide con el aeropuerto.

Las embarcaciones cada vez más grandes y acumulan contenedores cada vez más en lo alto. Necesitamos muelles más largos, grúas más altas y más calado. El futuro del puerto se encuentra en el Prat, donde trasladaremos la terminal de contenedores al futuro muelle de Catalunya en los próximos 10 años. Allí estará el centro neurálgico del puerto. No queremos decir cómo solucionar el futuro del aeropuerto, pero reivindicamos que no se puede vestir un santo y desvestir otro. Hay que buscar soluciones compatibles. Tenemos que adaptarnos, y también en los accesos ferroviarios que deben dar respuesta a esta terminal y la de Hutchison. Ahora las costuras de los accesos al puerto están reventadas.

En 2006 hubo acuerdo para llevarlos a cabo. ¿Ahora va en serio?

Cada vez que cambia el gobierno de Madrid el proyecto vuelve a la casilla de salida. Llevamos 25 años esperando, pero debido a la necesidad de descarbonizar, lo que antes era optativo ahora ya es obligatorio. Confiamos en que ahora hay una situación irreversible: desde 2018 existe una coordinación entre Estado, la Generalitat y el puerto. Tenemos el proyecto básico redactado, el ejecutivo adjudicado con dos años de plazo para su redacción y un convenio que compromete la aportación de 800 millones de euros, de los que el puerto aporta 200, hasta 2032. 

Llevamos 25 años esperando. Ahora confiamos en que la situación es irreversible

Volviendo a la apertura este fin de semana del puerto: actualmente, solo están abiertas 80 de 1.140 hectáreas, las del Port Vell. ¿Qué sorprenderá más en estos tres días de puertas abiertas al visitante?

Desde el World Trade Center hacia el sur quedan 10 kilómetros de acceso limitado por seguridad. Se podrán conocer estos rincones y su evolución. El puerto ha hecho una evolución paralela la ciudad. Hace 500 años, daba respuesta al comercio del Mediterráneo y permitió el florecer la ciudad. En la Revolución Industrial se adaptó para poder importar las materias primas necesarias -carbón, hierro, algodón- para impulsar la industrialización: de aquí los nombres de La Carbonera, el Moll de la Fusta y otros espacios.

En las últimas décadas, ha desarrollado el Moll de la Energía donde llegan los combustibles y productos químicos que necesita el hinterland, así como el espacio de importación y exportación de vehículos con aparcamientos en vertical con miles de vehículos para ser exportados o importados a Europa. Pero la joya de la corona es la terminal de Hutchinson, con grúas de 80 metros de altura, y en la que llegan embarcaciones de 400 metros de eslora. También es impactante ver como hasta 500 camiones suben a un ferry para Civitavecchia para ahorrarse miles de kilómetros de autopista.

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