UNA historia de SARRIÀ-SANT GERVASI... la Vil.la Florida

De gran masía señorial a centro cívico

El edificio de Muntaner, 540, del siglo XVI acogió una gran escuela de puericultura

Con encanto 8 Vil·la Florida, rodeada de un bonito jardín.

Con encanto 8 Vil·la Florida, rodeada de un bonito jardín.

INMA SANTOS HERRERA
BARCELONA

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En el número 540 de la calle de Muntaner, una enorme verja abierta invita a refugiarse del ajetreo urbano en un cuidado jardín, una antesala pensada para el relax y los juegos, tras la que emerge la Vil.la Florida: el último testimonio del término municipal de Sant Gervasi de Cassoles, hasta su anexión a Barcelona, en 1897.

El edificio, del siglo XVI, recibe al visitante desde una posición elevada y de soslayo, porque su fachada principal está encarada hacia al sur (calle de Bisbe Sivilla). No es un capricho de dama consentida sino el único rastro que le queda de su origen rural. Tras los muros de esta finca reducida a la mínima expresión -la finca original tenía 117.215 metros cuadrados y la actual 5.500— se esconden más de tres siglos de historia que explican su evolución de masía a centro cívico.

La primera referencia documental de la Vil.la se remonta a un testamento de 1603 como explotación agrícola. Fue propiedad de la familia Ramon de 1613 a 1677, y luego pasó a las Carmelitas Descalzas. En 1768, las religiosas la vendieron a Nicolau Sivilla, un velero acomodado que hizo de la casa -a partir de entonces conocida como Torre Sivilla-- un símbolo de su estatus económico.

El verdadero cambio de la finca llegó en pleno proceso de consolidación urbanística de Sant Gervasi de Cassoles. Josep Garrila Llastenós vio el filón inmobiliario y compró la casa en 1874 para venderla por parcelas. En tres años la propiedad se redujo a 32.033 metros cuadrados.

La Torre Sivilla entró en el siglo XX de la mano de Josep Maria de Müller, empresario vitivinícola que la convirtió en una torre residencial burguesa. En el Registro figura ya como Vil.la Florida y su superficie y delimitación -entre las calles de Muntaner, Bisbe Sivilla, Reus y Sant Gervasi -coincidían con las actuales. El arquitecto Josep Azemar no dejó ni rastro de la antigua masía: cambió la distribución interna y le dio una nueva imagen exterior de estilo modernista con regusto historicista.

La familia Calvet, propietaria desde 1928, vendió la finca a un industrial de Calella, Rosendo Llobet Niculau, que en 1944 la arrendó al jefe provincial de Sanidad, Enrique Bardají López. La Vil.la Florida se convirtió en la Escuela Departamental de Puericultura. Calificada como «orgullo de Barcelona y de España, por ser reconocida como modelo universal de su clase», dependía de la Dirección General de Sanidad, del Ministerio de Gobernación.

Más de un vecino, al cerrar los ojos, recuerda aún la algarabía de risas y llantos procedente de los jardines de la casa, porque la escuela superó la etapa franquista y funcionó casi 50 años. «En 1974 vivía delante de la escuela de puericultura. Mis dos hijos fueron allí. Había una puericultora titular por clase y cada una tenía a su cargo varias chicas en prácticas», dice Rosa Castells, fotógrafa y vecina de Sant Gervasi.

La escuela echó el cierre a finales de los 80 y Vil.la Florida inició un periodo de degradación, hasta que en el 2003, se dictó la expropiación. «Fueron muchos años de reivindicación vecinal para destinarla a equipamiento público», explica Castells.

La casa resurgió de las cenizas. Fiel a su origen, tras sus muros aún se cultiva, pero no la tierra sino «el bienestar del cuerpo y de la mente, más allá de terapias naturistas». Ese es según su actual directora, Olga Mira, el eje vertebrador de los talleres y actividades que se llevan a cabo, desde su inauguración en el 2007, en el centro cívico Vil.la Florida.