Opinión | QUEMAR DESPUÉS DE LEER

Laura Fernández

Laura Fernández

Escritora y periodista

¿Quién eres cuando no puedes evitar serlo todo?

Patricia Lockwood radiografía el presente carnívoro en una novela-manifiesto que lo único que pretende es tratar de componer un yo que se ahoga intentando darse forma y que, como dice Douglas Coupland, ha acabado convertido en una ‘app’.

¿Quién eres cuando no puedes evitar serlo todo?

¿Quién eres cuando no puedes evitar serlo todo? / Jorge Martínez

Douglas Coupland dijo hace no demasiado que no cree que hoy en día seamos exactamente un ser humano. Que, al menos él, se siente más como "una app". Un médium, o un medio para un fin. Un algo que la información utiliza para expandirse y deformarse. El año 1991, el año en que publicó 'Generación X', las cosas eran distintas. Para empezar, una novela como aquella se consideraba extraña porque lo era. Porque más que una novela era una tímida performance artística que trataba de buscarle una salida a su autor y a los que, como él –la generación X del título–, querían bajarse, en realidad saltar, "del tiovivo del estatus, el dinero y el ascenso social". Venía, Estados Unidos, de la década de los yuppies, de Patrick Bateman, de un feroz capitalismo sin escrúpulos. Y Coupland detectó que los de su generación solo querían hacerse a un lado, y dejar que ese mundo siguiera sin ellos.

La forma que adoptó la novela tenía, curiosamente, mucho que ver con ese futuro que hoy es presente y en el que Coupland afirma haberse convertido en una 'app'. Había, aquí y allá, en mitad de un bloque de texto, un cielo azul –en realidad, en papel, un cielo en blanco y negro– ligeramente nuboso. Y había también, aquí y allá, en los márgenes, todo tipo de 'inserts', que a veces eran viñetas de Roy Lichtenstein, y a veces definiciones alternativas a todo tipo de cosas aún por definir. Como, por ejemplo, el seguridadismo, es decir, la "creencia de que siempre habrá una red de seguridad emocional o financiera que amortiguará los golpes de la vida. Normalmente, los padres". A veces también había lo que parecían eslóganes de lo más visionarios, como aquel que dice: "La Tierra no es un documento". Pero ¿no somos todos hoy un documento?

El yo convertido en una ‘app’

Cuando Coupland habla de sí mismo como una 'app', habla de sí mismo en realidad "como un filtro para las palabras". "Yo filtro las formas en que experimento el mundo», dice. Pero ¿qué mundo? "Todas las mañanas quedaba aplastada, dichosa, bajo un alud de detalles, fotos de desayunos en la Patagonia, una chica aplicándose una base de maquillaje con un huevo duro, un shiba inu en Japón brincando sobre una pata y la otra para recibir a su dueña, mujeres de palidez fantasmal colgando fotos de sus moratones: el mundo estrechando más y más el cerco, la telaraña de conexiones humanas tan tupida que ya era casi como seda lista y reluciente y el día todavía no había empezado para ella. ¿Qué significaba que le estuviese permitido ver todo eso?", escribe Patricia Lockwood en 'Poco se habla de esto' (Alpha Decay), el "tiovivo" aumentado de Coupland.

Existe en 'Poco se habla de esto', un portal que es el portal, es decir, ese lugar en el que todo ocurre de forma simultánea (La Red), el presente invasivo y ficticio –porque nunca se ha estado a la vez tan cerca y tan lejos de lo que ocurre– que, fingiendo contar contigo –haciéndote creer que formas parte del "tiovivo" de Coupland, esa idea de lo social que te acepta–, te aparta de la realidad. Y de ti mismo. Eres una pantalla, y ocurres ahí dentro. Es decir, ocurres en función de tu interacción con cada intencionada parte del mundo que se presenta ante ti. Clicas, luego existes. «Era un lugar en el que siempre escogía el bando correcto, donde el fallo estaba en la historia y no en ella, donde no leía a los autores equivocados», se lee en 'Poco se habla de esto', y también: "Una persona puede unirse a una web para ver fotos de su sobrino y cinco años después es terraplanista".

La estructura de la novela de Lockwood –poeta y, a sus aún no cumplidos 40, ya autora de unas memorias– recuerda vagamente a la de Coupland. Y no porque haya 'inserts', sino porque la narración está interrumpida por lo que parecen símbolos de carga de pantalla.

Y si, en la novela de Coupland, había tres jóvenes tratando de escapar del sistema, haciendo todo tipo de cosas improductivas para no producir nada y ser expulsados, y a la vez, conectar con su yo difuso por convicción, en la de Lockwood hay un único yo, el de la narradora, un yo que se ahoga intentando darse forma, o encontrarse en mitad de la narración, en mitad de todo eso que está pasando, y a lo que está asistiendo, ese otro mundo que es el mundo hoy y en el que ella se hizo famosa por un post que decía, sencillamente: "¿Un perro puede ser gemelos?".

No habla Lockwood explícitamente de lo que algo así puede estar haciéndole a una generación, pero sí dice la narradora de 'Poco se habla de esto' que los chavales de instituto recordarán '¿Un perro puede ser gemelos?' en lugar de la fecha del Tratado de Versalles.

"Las cosas que se vuelven emblemáticas para una generación a menudo son involuntarias. Para la X, fue la camisa de cuadros. Para la Y, fue una tostada de aguacate. Para la Z, despreciar la tostada de aguacate y los tejanos ajustados. Para la próxima, quizá lo sea una caja de diazepam", ha dicho hace poco Coupland, para quien la única manera de saltar hoy del tiovivo del que hablaba Fussell en 'Generación X' pasa por forzarse a dejar de estar en todas partes, y estar en una sola. "Ser uno mismo hoy en día da miedo. Hemos dejado de luchar hasta por eso", dice. Porque ¿cuándo es el espectador protagonista?

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