Shonda Rhimes inicia su reinado en Netflix

La noticia saltaba hace algo más de tres años: Shonda Rhimes, la guionista y productora detrás de grandes éxitos de la cadena ABC, se pasaba a Netflix. ¿El motivo? Más allá del rifirrafe por un quítame allá unos forfaits de Disneyland (Disney es propietaria de ABC), era una cuestión de desgaste. Tras una década aceptando los esquemas y las formalidades de una cadena generalista, la jefa de la productora Shondaland necesitaba ampliar su campo de acción. "Existe una clase de serie Shondaland hecha para ABC", dijo en una entrevista con 'The New York Times' en 2018. "Ahora voy a enseñar lo que es una serie Shondaland que se hace para el mundo".

Las antiguas series Shondaland supusieron un último momento de gloria para la tele generalista antes del auge de los 'streamers'. Tres series en concreto. La primera de ellas, 'Anatomía de Grey', celebérrimo drama hospitalario que, al menos en sus dos primeras temporadas (ya va por la decimoséptima; ahora la capitanea la guionista Krista Vernoff), fue una mezcla realmente inspirada de dolor y comedia; las cuestiones más cotidianas y las de vida o muerte. Después llegó 'Scandal', thriller político en el que se abordaron con tranquilidad asuntos controvertidos, como el aborto de su heroína, Olivia Pope (Kerry Washington), apañadora de entuertos de poderosos.

Rhimes acabó especializada en personajes femeninos arrojados, competitivos, sin ganas de agradar a todo el mundo, solo a la gente que se quieren llevar a la cama. La heroína de su producción 'Cómo defender a un asesino', la abogada Annalise Keating (Viola Davis), tenía preferencias muy abiertas en el campo sexual; algo bastante inusual para una protagonista de serie 'mainstream' estadounidense.

Suben los grados

Situada en el centro de la alta sociedad británica del XIX, 'Los Bridgerton' es una mezcla de comedia romántica y drama ligero en torno a la prolífica familia Bridgerton y, más en concreto, la joven Daphne (revelación Phoebe Dynevor), a la que su madre presiona para casarse, aunque el mercado esté fatal. Simon (Regé-Jean Page), nuevo duque de Hastings, sufre la misma clase de presiones. Juntos deciden fingir su compromiso para que les dejen tranquilos. Pero, claro, el amor amenaza con hacerse real. Es el clásico argumento de la relación-falsa-que-acaba-siendo-verdad (con cima reciente en 'A todos los chicos de los que me enamoré'), llevado esta vez a un contexto de época.

'Los Bridgerton' apunta a éxito seguro, lo que Netflix quiere de Rhimes después de un acuerdo por varios años cifrado, se dice, en alrededor de 150 millones de dólares, según la información de 'Forbes'. La plataforma no está escatimando recursos a la hora de hacerse con la exclusividad de creadores estrella: recordemos sus contratos de nueve cifras con Ryan Murphy (en este caso, 300 millones de dólares) o, más recientemente, David Fincher.

Los otros proyectos

Shonda quiere convertir Shondaland en un mundo propio dentro de Netflix, igual que la galaxia Marvel forma parte del universo Disney. 'Los Bridgerton' es solo la primera piedra en una larga construcción que incluirá, en los siguientes meses, bastantes series prometedoras. Hay mucha intriga alrededor de la miniserie 'Inventing Anna', escrita por la propia Rhimes a partir de un famoso artículo de Jessica Pressler para 'New York' del 2018: aquel sobre la inenarrable Anna Sorokin, estafadora germano-rusa que se cameló a toda la alta sociedad de Manhattan haciéndose pasar por la heredera alemana imaginaria Anna Delvey. La protagonista será Julia Garner, ganadora de dos Emmys por su papel de la compleja Ruth Langmore en 'Ozark'.   

Pero no se vayan todavía, aún hay más: una adaptación de 'The warmth of other suns', el estudio de la Gran Migración Afroamericana de Isabel Wilkerson; otra de 'Recursión', saga de Blake Crouch ('Wayward Pines') entre la ciencia ficción, el romance y la investigación policial, o 'Notes on love', serie antológica sobre el amor.