Industria alimentaria

La industria catalana del refresco es la que más aporta de su sector a la economía española

El tejido de empresas que operan en este ámbito en la comunidad generaron 1.270 millones de euros de VAB, algo más que Andalucía, la líder en cuanto a número de centros productivos

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Una de las líneas de producción de Sanmy, la empresa de refrescos más antigua de España

Una de las líneas de producción de Sanmy, la empresa de refrescos más antigua de España / Sanmy

Paula Clemente

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Un sector que se sabe “muy en el punto de mira” y que se siente “injustamente demonizado” ha decidido que es el momento de replicar activamente este imaginario colectivo. La industria de las bebidas refrescantes aporta ella sola casi un 1% del VAB (valor agregado bruto, un indicador que se emplea para medir el valor económico de la producción de un país o sector, antes de descontar el pago de impuestos), da trabajo a 176.000 personas, tiene casi un 15% de sus centros de actividad repartidos en zonas rurales y va casi siempre por delante en términos de implantación de las normativas españolas o europeas. Así lo defiende, por lo menos, Pilar Puértolas, vicepresidenta de ANFABRA Asociación de Bebidas Refrescantes–, y directora general de Sanmy, la empresa más longeva del país en este ámbito.

La directiva ha sido anfitriona recientemente de un encuentro del sector especialmente pensado para loar el papel que desempeñan las pymes en él y que acabó siendo un alegato a favor de su industria en general. Unas semanas después del mismo, atiende a EL PERIÓDICO dispuesta a insistir en el mensaje y sacar pecho, en especial, de la comunidad que ha visto crecer a su empresa, que acumula cuatro generaciones de la misma familia al frente.

“No solo tenemos envasadores, sino que también están ubicadas grandes empresas fabricantes de latas como Ball, en Selva del Camp (Baix Camp) o Retail Iberia, que hace las preformas, en Girona”, contextualiza Puértolas. “Otra de las cosas muy originarias de Catalunya es que tenemos las grandes empresas de aromas de refrescos (Dallant, Cosmos, Lucta…), pero, sobre todo, el gran impacto de las bebidas refrescantes en Catalunya está en la distribución, porque el 60% de los refrescos que se producen en España están destinados al canal Horeca [Hoteles, restaurantes y cafeterías] y aquí tenemos a los grandes grupos: Disbesa, Grupo Serhs, Grupo Costa Brava…”, remata una empresaria que no se olvida, por supuesto, de la planta de Coca-Cola Europacific Partners en Martorelles (Vallès Oriental) o del ‘hub’ mundial de PepsiCo en Barcelona.

Esto, convertido en números, se traduce en 1.270 millones de euros de VAB, una cifra que incluso supera los 1.190 millones que se atribuyen a Andalucía, la líder en cuanto a centros productivos. Así lo refleja un estudio de impacto encargado por ANFABRA a la consultora Afi respecto a 2022. Según estos datos, la comunidad cuya capital es Sevilla suma 23 centros de actividad entre infraestructuras logísticas, espacios administrativos y cinco fábricas. Catalunya se queda en los 17, con solo dos plantas, pero su generación económica es casi 100 millones de euros mayor.

“Tener una de las mayores empresas del mundo situadas aquí, tener un ‘hub’ digital mundial, a la empresa más antigua de refrescos de España y ser la comunidad con mayor marcas de gaseosa… es mucho decir”, celebra Puértolas.

Menos azúcar y bebidas más naturales y funcionales

Independientemente de esto, lo que parece claro es que el sector va a una y que afronta de forma parecida las tendencias que se detectan en el mercado. “Productos bajos en azúcares, más naturales y funcionales, es decir, que haya una propuesta para cada momento del día”, enumera la vicepresidenta de ANFABRA. Respecto a lo primero, Puértolas subraya una y otra vez que más del 60% de lo que se vende en España son bebidas sin azúcar o bajas en azúcar.

“Hemos sido un sector muy demonizado injustamente, y como estamos haciendo un trabajo para cambiar esta imagen, siempre nos hemos visto con el deber de ir por delante de lo que marcaba la ley, incluso la española, que a veces es más exigente que la europea y vamos un año o dos por delante de lo que va viniendo”, sostiene la misma, quien añade a este alegato el trabajo por crecer a través de la innovación.

 “Nos vamos adaptando a las nuevas tendencias de los consumidores, a los nuevos estilos de vida”, razona la directora general de Sanmy, quien remarca que el sector crece y que lo hace tanto por esta innovación como por la recuperación de la restauración tras la pandemia y del turismo. En este sentido, Puértolas reconoce que las crisis posteriores les han obligado a subir el precio de sus productos. “Ha sido supervivencia, para poder seguir ofreciendo nuestros productos y refrescos, porque si no, hubiesen desaparecido las compañías”, concluye.