Ciclismo

Vingegaard apuesta por Galicia para volver a ganar el Tour

El doble vencedor de la ronda francesa inicia la temporada el 22 de febrero en el O Gran Camiño tal como hizo en 2023 y no coincidirá con Tadej Pogacar hasta el mes de julio para disputar luego la Vuelta.

Vingegaard gana el Tour para ser el ciclista completo.

Jonas Vingegaard, de líder, en O Gran Camiño 2023.

Jonas Vingegaard, de líder, en O Gran Camiño 2023. / O GRAN CAMIÑO

Sergi López-Egea

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No es un deportista que se prodigue mucho acudiendo a actos fuera de la competición. Más bien se podría decir que Jonas Vingegaard es el ganador del Tour más introvertido de los últimos años, pero es un doble vencedor de la ronda francesa y una bendición tenerlo en cualquier carrera, sobre todo si decide estrenar la temporada en Galicia, tal como hizo en 2023. El astro danés iniciará el rodaje del año en el O Gran Camiño, la nueva vuelta gallega creada por el excorredor profesional Ezequiel Mosquera, que se disputa entre el 22 y el 25 de febrero.

Vingegaard acudirá a tierras gallegas con el dorsal número uno ya que hace 11 meses se apuntó a la segunda edición del O Gran Camiño con el ánimo de ganar las cuatro etapas. Logró tres triunfos y si no fue un pleno se debió al hecho de que la primera jornada de competición se tuvo que cancelar a causa de la nieve.

Desde la primera pedalada

En el ciclismo actual los astros no se conforman en salir a la carretera pensando sólo en reunir kilómetros en sus piernas con la mirada fija en el Tour como hicieron durante el invierno figuras del pasado como Miguel Induráin. Alberto Contador y Chris Froome fueron los primeros que comenzaron a saltarse esta norma y desde la primera pedalada del año ya movieron la bici con garra, como si no hubiera un mañana y con el ánimo de comerse el mundo ciclista antes de colocarse el dorsal del Tour.

Vingegaard no es una excepción. Casi se podría decir que es una especie de monje de la bicicleta. Su vida transcurre entre su familia, las concentraciones en Tenerife, algunos días de entrenamiento por Málaga y una competición muy selectiva que este año lo llevará a presentarse al Tour con apenas 25 días de competición: 4 etapas en Galicia, 7 en Tirreno-Adriático, 6 en la Itzulia y 8 en el Critérium del Dauphiné.

De hecho, es un programa similar al de 2023 aunque con el cambio de Tirreno-Adriático por París-Niza, en las mismas fechas de marzo, del día 4 al 10, dos carreras que, de forma tradicional, incomprensible y sin ninguna lógica coinciden en el calendario profesional.

Y, sobre todo, con una circunstancia importante. Con o sin intención, Vingegaard preparó el camino hacia el Tour 2023 que ganó sabiendo que no coincidiría con Pogacar hasta la ronda francesa. Sin embargo, saltó la sorpresa y su rival esloveno decidió inscribirse a última hora en la París-Niza donde no pudo hacer otra cosa que mirar desde la retaguardia la casi insultante superioridad de Pogacar. Fue la única derrota que contempló en la temporada, ya que la segunda posición en la Vuelta se debió más al cumplimiento de órdenes de equipo y al respeto hacia su compañero Sepp Kuss que a la falta de fuerzas. Por eso, este año, después del Tour, Vingegaard regresará a la Vuelta con la intención de cobrar a modo de victoria la factura pendiente de 2023.

Concentrado en el ciclismo

“No tengo ningún pasatiempo fuera del ciclismo. El tiempo libre lo paso con mi mujer y mi hija. La vida ciclista no es fácil, incluso cuando ganas”, ha comentado este mes a la prensa danesa en una de las pocas entrevistas que acostumbra a conceder. Entrenar y entrenar es el lema de un corredor ligero de 1,75 metros y apenas 60 kilos. Nada más, ni fiestas, ni ecos de sociedad, ni apariciones en televisión, ni salidas nocturnas…

Por idéntica razón nadie tiene dudas que su camino hacia el Tour lo sorteará buscando cada día la victoria, ya sea a modo de etapas o triunfos finales. Y así, todo empieza en Galicia con cuatro etapas en el O Gran Camiño, de las que puede ganar tres: la contrarreloj inicial de 14,8 kilómetros en A Coruña, la etapa de montaña en Lugo y, sobre todo, la despedida de la carrera, jornada reina, con la asfixiante subida al Monte Aloia, en Pontevedra; 7 kilómetros de ascensión al 8% de promedio.

Hasta el Tour Vingegaard y Pogacar no se podrán estrechar las manos ya que el calendario del corredor esloveno pasa por Strade Bianche, Milán-San Remo, Volta, Lieja-Bastoña-Lieja y Giro para acudir luego a la Grande Boucle con la duda de saber si el esfuerzo de la ronda italiana, más suavizada este año, le pasa factura. Es la mayor incertidumbre y es lo que les ha ocurrido a todos los vencedores de la carrera transalpina desde que Marco Pantani consiguió el doblete en 1998, en un año para olvidar al estar marcado por los mayores escándalos de dopaje vividos en un ciclismo que parece ya haber salido del túnel de las drogas.