La ronda francesa

El Jumbo preparó durante meses la contrarreloj victoriosa de Vingegaard

En abril, el jersey amarillo ya entrenaba en los Alpes cuando Tadej Pogacar se exhibía en las clásicas de abril. Este sábado llegan los Vosgos tras la etapa de transición ganada por Matej Mohoric.

Pogacar, diviértate y sé feliz.

Eddy Merckx y Jonas Vingegaard

Eddy Merckx y Jonas Vingegaard / AFP /ANNE-CHRISTINE POUJOULAT

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El equipo Jumbo preparó concienzudamente durante meses la contrarreloj del Tour, convencidos de que era la etapa clave para que Jonas Vingegaard consiguiera la segunda victoria consecutiva en la carrera. Mientras Tadej Pogacar se exhibía ganando las clásicas de primavera, el jersey amarillo ya entrenaba en los Alpes y se preparaba física y técnicamente para empezar a sentenciar el Tour en la 16ª etapa, la que se disputó el pasado martes y donde el astro danés trituró a su rival esloveno, que al día siguiente se hundió en Courchevel.

Mathieu Heijboer, jefe de rendimiento del Jumbo, viajó a Francia a finales de octubre del año pasado para repasar sobre el terreno todas las etapas del Tour. Grabó los puntos complicados de los 21 días de competición y de inmediato comprendió que la victoria de Vingegaard se debía cimentar en los 22,4 kilómetros de la única contrarreloj programada en la prueba.

Vingegaard viajó a los Alpes en abril. Pogacar se centraba por aquel entonces en recibir todo tipo de elogios tras ganar el Tour de Flandes, la Amstel Gold Race, la Flecha Valona y correr la Lieja-Bastoña-Lieja, donde se cayó y se fracturó la muñeca. La recuperación fue más lenta de lo esperado y el fenómeno esloveno sólo dispuso de un mes para preparar el Tour.

En cambio, Vingegaard llevaba desde primavera entrenando al menos tres veces a la semana sobre su bici de contrarreloj -la ‘cabra’, como se la denomina-. Eran entrenamientos que combinaba con escaladas rápidas, con la bici ligera, que pesa unos dos kilos menos que la de contrarreloj. De este modo, Vingegaard trató de conseguir mover los mismos vatios subiendo montañas que yendo en contrarreloj.

El antecedente del Giro

El Jumbo hizo algo parecido con Primoz Roglic, que sacrificó todo el Giro y decidió jugarse la suerte en la contrarreloj programada a un día del paseo triunfal por Roma, en el monte Lussari. Incluso utilizó un plato y unos dientes diseñados exclusivamente para bicis de gravel, la última gran moda entre los cicloturistas.

Concretados en el Tour, el Jumbo no escatimó en esfuerzos. En 2022 hicieron igual cuando decidieron que la clave iba a ser la etapa alpina del Granon. En aquella ocasión hasta llegaron a contar con la colaboración de Erik ten Hag, el técnico del Manchester United, que los asesoró sobre las técnicas de motivación que emplea con sus futbolistas.

Cuidaron al máximo la bici que Vingegaard iba a emplear en la contrarreloj, que constaba de la complicada subida a la cota de Domancy, famosa porque fue allí donde Bernard Hinault puso patas arriba el Mundial de 1980, que ganó. En ningún momento se plantearon cambiar de bici, tal como hizo Pogacar, y decidieron apostar por una ‘cabra’ lo más ligera posible, a la que le quitaron hasta el barniz del cuadro para rebajar el peso en 100 gramos y sólo dejar por cuestiones de patrocinio la marca Cervélo, el fabricante que les sirve las bicicletas.

El Jumbo presume de tener otro secreto guardado pero que sólo contarán si Wout van Aert, que ya ha sido padre, gana el Mundial de contrarreloj. Y buscando los entresijos que llevarán a Vingegaard a ganar el Tour, la carrera avanzó este viernes con otra etapa de transición, sentenciada en escapada, y que ganó el esloveno Matej Mohoric, compañero de Pello Bilbao y Mikel Landa en el Bahrain. Este sábado llega la última etapa de montaña con protagonismo en los Vosgos.

Todas las clasificaciones.