Comer por menos de 15 €

Menú del día: Can Vilà, desayunos y comidas

Esta joya de Granollers, que tiene un patio donde cocinan a la brasa, abre a las 6 de a mañana y coge la última mesa a las 14.30

Fideos a la cazuela del restaurante Can Vilà (Granollers)

Fideos a la cazuela del restaurante Can Vilà (Granollers) / Alberto García Moyano

Alberto García Moyano

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Quizá ya sea tarde para felicitar el año, pero a mí no me queda más remedio que hacerlo ahora porque, con esta nueva entrega, inauguro muy contento esta sección en 2023 tras el debido parón vacacional para dedicarse a otro tipo de comidas y cenas, que no es cosa menor. Para redondear la cosa, me hace mucha ilusión poder decir que en esta ocasión se sale del redil capitalino y toca desplazarse a Granollers, hecho que debo agradecer a una salida por trabajo.

Tras ella aproveché para visitar un lugar que Robert, insigne persona que tengo el placer de conocer gracias a frecuentar el barrio del Clot, me recomendó encarecidamente. Qué bien me conoce y qué bien así sea.

Ir solo a los lugares tiene la ventaja de la flexibilidad (ser impuntual con uno mismo es complicado), pero eso siempre 'a priori', porque no todo está en la mano de uno. En Can Vilà, donde además preparan magníficos desayunos desde bien pronto por la mañana (¡a las 6!), cogen la última mesa para comer a las 14.30 horas, de manera que tenedlo en cuenta, que luego hay que gestionar la frustración de no poder disfrutar de este magnífico lugar por no haber leído el manual de instrucciones.

Can Vilà

Paseo de la Muntanya, 4. Granollers

Tf: 93.870.47.35

Precio: 13 €

Personalmente creo que Can Vilà, estando donde está, es una joya para quedarse quieto parado admirándola. Nada más entrar, una imponentísima barra con todo lo que necesitas para disfrutarla y su propio comedor, que precede a otra sala con comedor.

Uno de los comedores del restaurante Can Vilà (Granollers).

Uno de los comedores del restaurante Can Vilà (Granollers). / Alberto García Moyano

Cuenta con un patio en el que se cocina LA (sí, en mayúsculas) brasa que puedes disfrutar tanto para el desayuno como para el menú del mediodía. Una preciosidad de lugar que te recibe con mantel individual que te desea buen provecho en cuatro idiomas y vino de la casa con etiqueta propia. Robert, te debo una.

Pero vamos de las apariencias a los hechos, que ahí es donde radica la diferencia. Al margen de que el aperitivo se compone de una sencilla ensalada de lechuga, cebolleta y arbequinas (para qué más), los primeros te plantean muchas dudas, esencialmente porque hay una variedad imponente. En mi caso, 'fideus a la cassola'; porque me pirran y porque ya tocaba que este plato tan habitual en nuestras mesas saliera en este rincón de adoración al menú del día. Fideo al punto, con costilla siempre presente y sabroso. 'Avanti'.

Pies de cerdo del restaurante Can Vilà (Granollers).

Pies de cerdo del restaurante Can Vilà (Granollers). / Alberto García Moyano

Para el segundo prometo que venía de cabeza a probar las tremendas piezas que ofrecen a la brasa (hay tantas que pierdes la cuenta mientras te las cantan), pero se conoce que uno tiene una debilidad y, en pleno cante, escuché que había pies de cerdo guisados. Escudándome adicionalmente en que desde la visita a El Cullerot de Sants no hablaba de ellos, pues me di el capricho. El guiso venía sin patatas fritas (así os doy un respiro) pero con guisantes y jamón, que pedían bien de pan para mojar. Gozo.

El carajillo del restaurante Can Vilà (Granollers).

El carajillo del restaurante Can Vilà (Granollers). / Alberto García Moyano

En esta ocasión, permítaseme saltarme el postre (que no es casero, como te avisan claramente en el momento) y lanzarme al carajillo. Sí, el carajillo, esa bebida -lamentablemente- mal etiquetada socialmente y a la que uno le profesa verdadera devoción (siempre con moderación).

Can Vilà es otro de aquellos lugares regentados familiarmente que, lejos de revoluciones culinarias, siguen atesorando el corpus de nuestra cocina. Algo imprescindible porque, si bien no hay que dejar de mirar hacia delante, no hay que olvidar nunca eso que algunos pretenden dejar atrás.

Vamos, que despegamos. Hasta la próxima.