Comer por menos de 15 €

Menú del día: Bar Restaurante Asorey, ¡'Vive la resistance'!

Este local da de comer a diario a la gente que vive y trabaja en Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera desde hace más de 40 años

Guisantes con jamón del bar restaurante Asorey.

Guisantes con jamón del bar restaurante Asorey. / Alberto García Moyano

Alberto García Moyano

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[Este establecimiento ha cerrado]

Quizás es una mera impresión personal, pero estas últimas semanas vengo observando un repunte de quejas sobre lo mal que está Barcelona y lo complicado que es sentirse acogido -gastronómicamente- en esta estimada ciudad. Y como, personalmente, he llegado a un punto en que no creo que aporte mucho abundando en la queja, prefiero hablar en esta ocasión de quienes evitan que esta catástrofe haya sido o acabe siendo mayor; para que -si es posible, ojalá- cunda el ejemplo.

Así que rumbo a uno de los barrios más afectados por, llamémosle, el fenómeno: el de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera, que cuenta con uno de los mercados emblemáticos de la ciudad y está bien rodeado de lugares donde poder disfrutar de la ciudad con muchísimo fundamento. Y en ese círculo virtuoso se encuentra el (Bar Restaurante) Asorey que, desde un afluente de Sant Pere Més Baix, da de comer a diario a la gente que vive y trabaja en el barrio desde hace más de 40 años sin que parezca que vayan a dejar de hacerlo por falta de demanda.

Bar Restaurante Asorey

Mestres Casals i Martorell, 24. Barcelona

Tf: 93.319.10.18

Precio: 15 €

El Asorey se sale de los -nada estrictos- cánones de esta sección. Tal y como ocurre en otras ilustres casas de comidas de la ciudad, como el Gelida o la Bodega d’en Rafel, aquí no hay menú del día, pero no por ello te privan de comer en casi las mismas condiciones. Ofrecen varios platos que pueden servir como primero y otros tantos segundos y postres a precios increíblemente razonables, de manera que te puedas montar un menú absolutamente al gusto dentro del rango de los 15 € que se manejan como techo en esta sección.

La entrada del bar restaurante Asorey.

La entrada del bar restaurante Asorey. / Alberto García Moyano

Pude haberme hecho con unos tentadores fideos a la cazuela (más frecuentes en nuestras cartas de lo que parece) pero opté finalmente por los guisantes con jamón, que tampoco son un nada desdeñable plato. Generosidad con el jamón, que garantiza sabrosura; y una cantidad de guisantes que me hizo dejar de pensar en qué hubiese sido de mí si hubiese pedido los fideos a la cazuela. Como esta vez iba solo y no podía hincar tenedor en plato ajeno, ya volveré a probarlos otro día, porque a los guisantes ni una tacha, ni en cantidad ni de cantidad. Como un guante.

La suprema de ternera con salsa de almendras y patatas fritas del bar restaurante Asorey.

La suprema de ternera con salsa de almendras y patatas fritas del bar restaurante Asorey. / Alberto García Moyano

El segundo lo escogí, sinceramente, porque el nombre era, para mí, ciertamente enigmático y atractivo: suprema de ternera con salsa de almendras. Ya pido disculpas por la ignorancia o no haber caído en la cuenta de que me iba a enfrentar ante un bistec/filete de ternera bien tierno y jugoso con una salsa prima hermana del fricandó y con patatas fritas 'de verdad', tal y como el camarero le había aclarado instantes antes a las señoras que se sentaban en la mesa contigua. Menudo acierto el mío, aunque también tengo nuevos motivos para volver, porque al pollo relleno y los pies de cerdo que se presentaban como alternativa hay que darles un repaso.

El pastel de 'stracciatella' del bar restaurante Asorey.

El pastel de 'stracciatella' del bar restaurante Asorey. / Alberto García Moyano

Entre las opciones de postre, que incluían pudin o un interesante 'carrot cake', me decanté por el pastel de stracciatella, que no es nada común y precisamente por eso me pareció atractivo. Además, por motivos que no vienen al caso tenía antojo de chocolate y sacié el apetito sin pegas.

Encontrar un lugar como el Asorey en el centro puntúa doble. No por eso debe obviarse lo complicada que está la cosa, pero donde hay vida hay esperanza y a mí estos hallazgos me anestesian para un rato. Y como no sé si ese rato será muy largo, iremos a por más anestesia, que igual resulta en cura.